El pasado domingo se confirmó la muerte de Maikel Herrera Bones, un reconocido activista cubano y opositor político que dedicó su vida a defender los derechos humanos en la isla. Su fallecimiento representa una gran pérdida para la comunidad que lucha por la libertad y la dignidad en Cuba, dejando tras de sí un legado de valentía y compromiso.
Una batalla contra el VIH y la falta de atención médica
Desde 2012, Maikel Herrera enfrentó los desafíos del VIH, una enfermedad que deterioró significativamente su salud en los últimos meses. Sin embargo, su condición fue agravada, según denuncias, por la falta de atención médica adecuada, una situación que algunos atribuyen a su postura política. A pesar de las gestiones para obtener una visa humanitaria y recibir tratamiento en el extranjero, los esfuerzos fueron en vano, según reportaron medios independientes en noviembre de 2024.
Un activista incansable bajo constante represión
Maikel fue miembro activo de la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU) y promotor de la iniciativa Cuba Decide. Su activismo lo llevó a enfrentar constantes arrestos y persecución por parte de las autoridades cubanas. Durante su tiempo en prisión, realizó varias huelgas de hambre para denunciar las injusticias y la falta de atención médica, lo que afectó aún más su delicado estado de salud.
A pesar de las dificultades, Maikel nunca dejó de luchar por sus ideales, lo que le valió el reconocimiento de organizaciones internacionales como Amnistía Internacional y Human Rights Watch, quienes en varias ocasiones resaltaron su valentía al enfrentar la represión gubernamental.
Reacciones y homenajes: Un legado que trasciende
La muerte de Maikel ha provocado múltiples reacciones tanto dentro como fuera de Cuba. Amigos y colegas lo describen como un hombre apasionado y comprometido con los valores de libertad. El comunicador independiente Yosmany Mayeta Labrada expresó: “La muerte de este guerrero nos deja un claro mensaje: quien está en contra de ese macabro sistema comunista muere más por desatención médica que por cualquier enfermedad.”
Por su parte, su primo Yoel Parsons Bones expresó en un emotivo mensaje: “Has sido mi orgullo desde que te conocí. Te amaré hasta el fin de mis días.” La plataforma Cuba Decide, de la que Herrera formaba parte, también lamentó su muerte y lo recordó como un joven valiente que entregó su vida a la causa de los derechos humanos.
Un contexto de represión y más pérdidas
La muerte de Maikel no es un caso aislado en el contexto cubano. Hace apenas una semana, otro miembro de la UNPACU, Manuel de Jesús Guillén Esplugas, falleció en una cárcel de La Habana en circunstancias igualmente trágicas. Guillén, quien era preso político, cumplía una condena de seis años por su participación en las protestas del 11J.
La versión oficial atribuyó su muerte a un suicidio, pero su madre, Dania María Esplugas Falcó, negó esta versión y acusó a las autoridades penitenciarias de encubrir un asesinato. Según ella, Manuel estaba en una celda de castigo al momento de su muerte, supuestamente por intentar escapar de la prisión.
Su legado inspira a seguir luchando por un futuro donde los derechos humanos sean respetados y las voces disidentes sean escuchadas sin temor a represalias.