Este viernes, la terminal intermunicipal de Frank País, en el municipio Contramaestre de Santiago de Cuba, se convirtió en escenario de un nuevo decomiso que dejó a más de uno con la boca abierta. En medio del trajín cotidiano, agentes de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR) identificaron un cargamento sospechoso que nadie parecía reclamar: más de 500 libras de queso y 300 de carne de res.
Un dueño delatado y un decomiso anunciado
Los bultos, colocados en el piso de la terminal, llamaron rápidamente la atención de los agentes. Al realizar la inspección, el misterio creció, pues nadie quería admitir que la mercancía era suya. Sin embargo, como ya es costumbre en estas situaciones, la población delató al verdadero propietario, quien fue capturado mientras intentaba escapar del lugar. Así lo informó el perfil oficialista de Facebook «Héroes del Moncada».
La cruzada contra las ilegalidades
Este decomiso no es un hecho aislado. Se enmarca dentro del ejercicio nacional de prevención y combate contra el delito, promovido por el gobierno de Miguel Díaz-Canel. Esta iniciativa busca frenar la corrupción, las ilegalidades y las indisciplinas sociales que, según el régimen, han ganado terreno en la isla.
El operativo ha movilizado a inspectores, agentes policiales e incluso estudiantes en lo que parece un esfuerzo masivo por “ordenar” la sociedad cubana. Sin embargo, tras años de medidas poco efectivas, este tipo de acciones han generado un ambiente de tensión en el que no faltan enfrentamientos y denuncias de abusos.
Decomisos, violencia y protestas
La situación está lejos de ser pacífica. Este viernes, mientras se realizaba el decomiso en Contramaestre, otro acto de violencia tuvo lugar en el mercado popular La Cuevita, en San Miguel del Padrón, La Habana. Allí, un inspector atacó con un cuchillo a un vendedor, un hecho que dejó a muchos cuestionando los métodos de control empleados por las autoridades.
El clima de tensión no se limita a La Habana. El martes pasado, santiagueros se enfrentaron a la policía como respuesta a la ola de decomisos y las altas multas que afectan a los vendedores ambulantes, conocidos popularmente como «carretilleros». En un video compartido por el periodista Yosmany Mayeta Labrada en Facebook, se puede ver cómo la población reacciona indignada ante estas medidas, que muchos consideran excesivas e injustificadas.
Una lucha que divide opiniones
Aunque el gobierno presenta estos operativos como un intento por restaurar el orden, muchos cubanos los ven como un reflejo de la crisis económica y social que atraviesa la isla. La constante persecución a trabajadores por cuenta propia y los decomisos de productos, muchas veces esenciales, generan más descontento que soluciones.
Por otro lado, para algunos, estos ejercicios son necesarios para frenar el mercado negro y las ilegalidades. Sin embargo, la realidad es que este tipo de medidas solo parecen profundizar las divisiones entre el régimen y la población.