La noche del jueves 6 de diciembre, muchas provincias cubanas quedaron sumidas en la oscuridad. La razón: una nueva falla en la Central Termoeléctrica (CTE) Lidio Ramón Pérez, mejor conocida como Felton, ubicada en Holguín. Este incidente, registrado a las 7:33 de la noche, provocó un apagón masivo que afectó a miles de personas.
Según la Unión Eléctrica, el problema se originó cuando el Bloque 1 de la planta se disparó automáticamente, interrumpiendo su funcionamiento de manera abrupta. Este evento dejó al sistema eléctrico cubano tambaleándose, evidenciando una vez más la fragilidad de la infraestructura energética del país.
¿Por qué falla tanto Felton?
La Central Termoeléctrica Felton no es ajena a los problemas. Este año, la planta ha enfrentado interrupciones constantes por mantenimientos y fallas imprevistas. En octubre, el Bloque 1 estuvo fuera de servicio durante 10 días para una reparación urgente en su caldera. Antes, en mayo, esa misma unidad estuvo detenida 25 días por mantenimiento programado.
Y eso no es todo. En agosto, la planta volvió a salir del Sistema Eléctrico Nacional (SEN) debido a una misteriosa «ponchadura» en la caldera. Los detalles sobre esta avería fueron escasos, pero lo que quedó claro es que las soluciones son siempre temporales.
Un sistema eléctrico al borde del colapso
El apagón del jueves no fue un caso aislado. Apenas dos días antes, el 4 de diciembre, el país sufrió un colapso total del Sistema Eléctrico Nacional tras una falla en la termoeléctrica Antonio Guiteras, en Matanzas. Este es el tercer colapso eléctrico en menos de dos meses.
Por si fuera poco, el 2 de diciembre, municipios de Santiago de Cuba y Guantánamo quedaron sin electricidad debido a una avería en la línea de 110 kV en Renté. Estos cortes constantes han convertido la crisis energética en una pesadilla cotidiana para los cubanos.
La frustración de un país a oscuras
Mientras el gobierno sigue prometiendo soluciones, las redes sociales se llenan de quejas. Los ciudadanos, cada vez más cansados, describen la situación como un estado de emergencia energética. El malestar va en aumento, y la confianza en las autoridades está por los suelos.
¿Qué hace falta para cambiar esta realidad? La respuesta no parece sencilla. Pero una cosa es segura: los apagones constantes no solo afectan la calidad de vida, sino que también reflejan un sistema en decadencia que necesita reformas urgentes.
Si alguna vez has experimentado un apagón en Cuba, sabrás que no es solo una cuestión de oscuridad; es una metáfora de un sistema que, como Felton, necesita un reinicio urgente.