En Guantánamo, cuatro personas fueron condenadas en juicios ejemplarizantes por un delito que no pasó desapercibido: apropiarse de productos destinados a la canasta básica y a los damnificados por el huracán Oscar. Sí, en plena crisis, alguien decidió que robar leche y pasta era una buena idea. Spoiler: no lo fue.
El Tribunal Municipal Popular de San Antonio del Sur no perdió el tiempo. Dos juicios, cuatro acusados y un mensaje claro: “Aquí no se juega con lo poco que hay”. Pero, ¿qué hicieron exactamente estas personas? Vamos a los detalles.
Caso 1: Leche en polvo, pasta y un acto que indignó
Dos trabajadores de la Empresa Mayorista de Productos Alimenticios —el jefe de almacén y el jefe de brigada— desviaron nada menos que 62 kilos de leche en polvo descremada. ¿El destino original? Niños entre dos y seis años de Acueducto y Puriales de Caujerí. Pero no solo eso: también escondieron 388 paquetes de pasta alimenticia de un kilo cada uno, productos esenciales que estaban destinados a las familias del municipio.
El monto de lo robado superaba los 3,000 pesos en productos subsidiados. El resultado: ambos fueron sentenciados a un año de privación de libertad y a pagar multas que, aunque parezcan simbólicas, suman al castigo.
Caso 2: Donativos que terminaron en el mercado negro
En el segundo juicio, el jefe de una unidad básica de La Carpa, en Guantánamo, fue sorprendido vendiendo ilegalmente sacos de harina donada, junto con arroz, chícharos y aceite. ¿El comprador? Un residente de San Antonio del Sur, donde luego se encontraron los productos escondidos.
El tribunal aplicó la misma mano dura: un año de prisión para el trabajador y diez meses para el comprador. Y, por si fuera poco, sumaron restricciones adicionales, como la prohibición de salir del país o ejercer ciertos cargos durante el tiempo de la sentencia.
¿Qué hay detrás de estos juicios?
No es la primera vez que Cuba recurre a juicios ejemplarizantes para frenar la criminalidad. Solo en agosto de 2024, en Santiago de Cuba, se llevaron a cabo varios procesos similares por delitos que iban desde atentados contra agentes hasta el sacrificio ilegal de ganado. Pero en Guantánamo, el contexto es especial: estos delitos ocurrieron durante una crisis humanitaria, lo que eleva aún más la gravedad de las condenas.
¿Justicia o advertencia?
La realidad es que, más allá de las sentencias, estos juicios buscan enviar un mensaje claro: no se tolerarán delitos que afecten a los más vulnerables. Sin embargo, muchos se preguntan si estas medidas realmente atacan el problema de raíz o si solo buscan apagar el fuego momentáneamente.
¿Qué opinas? ¿Es suficiente con estas condenas o se necesita algo más para enfrentar la creciente criminalidad en la isla? Lo cierto es que, en tiempos de crisis, cualquier acto de corrupción pesa el doble, y la justicia, al menos en Guantánamo, lo ha dejado muy claro.