Elizabeth González Aznar, hija del Doctor en Ciencias Raúl González Hernández, creador del antianémico Trofin, ha denunciado en redes sociales que su padre se ha visto obligado a depender de la solidaridad de terceros para obtener el medicamento que él mismo desarrolló. Esta situación, según González Aznar, refleja la indiferencia institucional hacia su padre desde su jubilación, lo que la ha llevado a alzar su voz sin temor a represalias.
Dependencia de la solidaridad
En un emotivo mensaje compartido en Facebook, Elizabeth González explicó que han tenido que recurrir a la ayuda de personas solidarias para obtener frascos de Trofin, un medicamento esencial para la salud de su familia. “Agradezco infinitamente los frascos de Trofin que ya he logrado tener gracias a muchas personas, dentro de ellos trabajadores del BioCen, cuyos nombres reservo para no meterlos en lío”, escribió.
La hija del destacado científico también expresó que su decisión de hacer pública esta situación responde al deseo de brindar el reconocimiento que su padre merece por sus años de dedicación y sacrificio en el desarrollo del Trofin. A pesar de los posibles riesgos, asegura que la indiferencia institucional hacia su familia la hace sentir que no habrá consecuencias graves.
“Nada pasará”
Según González Aznar, las acciones de BioCen y BioCubaFarma desde la jubilación de su padre han dejado claro que él ya no es una prioridad para las instituciones. “Desde que mi papá se jubiló, han sido varios los gestos, señales y acciones de ‘no nos importas, tú ya no nos haces falta’, que nos hace estar seguros de que nada pasará”, afirmó. Aunque reconoce que podría haber llamados de atención o censuras, no cree que estos se materialicen.
Elizabeth también recordó que en el pasado optó por el silencio en circunstancias similares tras la pérdida de su madre. Sin embargo, con su padre aún vivo, se siente moralmente obligada a hablar y defender su legado.
Reacciones en redes sociales
La denuncia de González Aznar ha provocado una ola de solidaridad en redes sociales. Miles de usuarios han manifestado su apoyo y su indignación ante el abandono institucional hacia el creador del Trofin. Este caso pone de relieve la situación de muchos jubilados en Cuba que, tras dedicar sus vidas al progreso del país, enfrentan el desamparo del sistema.
El abandono de los jubilados en Cuba
La situación de Raúl González Hernández no es un caso aislado. El 39 % de los jubilados en Cuba recibe la pensión mínima, una cifra alarmante que refleja la precariedad en la que viven muchos adultos mayores. Según datos oficiales, de los 1.7 millones de beneficiarios de la Seguridad Social en Cuba, casi cuatro de cada diez perciben apenas 1,528 pesos mensuales, una suma insuficiente en un contexto de inflación que superó el 30 % en 2023.
Virginia Marlene García Reyes, directora general de Seguridad Social del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, declaró a Cubadebate que el Estado destina 40 millones de pesos al pago de pensiones. Sin embargo, esta cifra resulta insuficiente para cubrir las necesidades básicas de los jubilados, quienes enfrentan una inflación galopante y una economía en crisis.
El caso de Raúl González Hernández invita a reflexionar sobre las prioridades del gobierno cubano y el valor que otorga a quienes han contribuido al bienestar del país. ¿Qué puede comprar hoy un jubilado con 1,528 pesos? Esta pregunta resume la realidad de miles de personas que enfrentan día a día las consecuencias de un sistema que parece haber olvidado su sacrificio y dedicación.
En un momento en que el gobierno cubano agasaja a los médicos y otros trabajadores del sector salud, el caso del creador del Trofin resalta las contradicciones del sistema. Mientras se celebran los logros colectivos, las historias individuales como esta evidencian la urgencia de cambios estructurales para garantizar una vida digna a quienes dedicaron sus esfuerzos al desarrollo del país.