Tras 10 años en prisión, así luce la lujosa mansión en La Habana que el régimen le confiscó a Gilbert Man, el cubano que jugó a ser rico en una isla comunista

Redacción

En el mundo de los escándalos y las segundas oportunidades, pocos casos son tan intrigantes como el de Gilbert Man. Este reguetonero cubano, conocido por su vida llena de lujos y controversias, pasó de vivir en una mansión envidiable a enfrentar una condena de 17 años en Cuba por delitos como lavado de activos y evasión de impuestos. Hoy, su antigua residencia en Guanabacoa tiene un destino completamente diferente, y gracias al youtuber Alain Lambert Sánchez, también conocido como Paparazzi Cubano, hemos podido echar un vistazo al interior de este lugar lleno de historia.

La llamada «mega mansión» de Gilbert Man, ubicada en un barrio residencial cerca de los repartos Villa Elena y Nalón, fue confiscada por el gobierno cubano y ahora funciona como hogar de amparo filial. En este espacio, niños que necesitan apoyo encuentran un refugio, dando un giro sorprendente a lo que una vez fue símbolo de ostentación y riqueza.

Según Paparazzi Cubano, las imágenes de la mansión fueron compartidas por un grupo de Abakuá que visitó el lugar para entregar donaciones a los pequeños. El influencer no tardó en compartir su opinión: “No está bien que le quiten la casa a alguien para dársela a otro. ¿Por qué no se la quitaron a un dirigente o construyeron otra?”, cuestionó, generando debate entre sus seguidores.

Recordemos que Gilbert Man no solo enfrentó cargos en Cuba, sino también en Estados Unidos, donde fue acusado de fraude con tarjetas de crédito y robo de identidad. Aunque escapó a la isla en 2013 tras salir bajo fianza, su fortuna y estilo de vida llamaron la atención de las autoridades cubanas. El resultado: una condena de casi dos décadas y la confiscación de todos sus bienes, incluyendo cinco automóviles de lujo.

Lo que antes era una residencia llena de lujos y ostentación —con coches deportivos, fajos de dólares y motos de alta gama— ahora se ha transformado en un espacio de solidaridad. Este cambio refleja no solo el impacto de las decisiones legales, sino también cómo un bien puede adquirir un nuevo propósito.

La historia de Gilbert Man es un recordatorio de cómo el poder y el lujo pueden ser efímeros. Hoy, su casa es un símbolo de transformación, recordándonos que hasta los espacios más extravagantes pueden encontrar una nueva forma de brillar.