Han pasado más de dos semanas desde que el huracán Rafael, con categoría 3, arrasó la provincia de Artemisa, pero para los residentes de Playa Guanímar, el tiempo parece haberse detenido. Las calles siguen cubiertas de lodo, las casas dañadas son la norma y el sentimiento de abandono crece entre los habitantes. La ayuda que tanto esperaban aún no llega, y las dificultades del día a día parecen multiplicarse.
Orlando Moreno, un pescador de 75 años, lo resume con dolor. Cuando regresó a lo que alguna vez fue su hogar, encontró solo los cimientos. “Aquí no ha venido nadie. Si han venido, no los he visto”, dijo a EFE, mientras narraba cómo la devastación lo llevó al hospital con la presión arterial por las nubes. Su historia no es única.
Una comunidad en crisis
El panorama en Playa Guanímar es desolador. Según datos de la Unión Eléctrica, alrededor del 15% de la provincia sigue sin electricidad. El agua llega, a duras penas, en camiones cisterna, y la comida escasea. “Por lo menos la leche de los muchachos no la han traído. Ni pan. Esto está terrible”, dice Antonio González, un vecino que expresa lo que muchos sienten: frustración y olvido.
La indignación crece cuando recuerdan la visita de funcionarios y hasta del propio Miguel Díaz-Canel. Según los residentes, estos se limitaron a tomar fotos y marcharse sin ofrecer soluciones concretas. “Ellos vinieron, tiraron fotos y de ahí se fueron. Así nos sentimos todos: olvidados”, denuncia Marisol Valle desde el portón de su casa.
¿Evacuados para qué?
Una vecina, que prefirió no dar su nombre, cuestiona la gestión después de la evacuación: “Nos evacuaron a tiempo, bien, muy bien. Pero después nos tiraron a todos acá y hagan como puedan. ¿Eso qué es?”. Para ella y muchos otros, las promesas de ayuda parecen haberse quedado en palabras vacías.
Reconstruir entre la incertidumbre
El huracán Rafael no solo dañó casas y calles, también dejó al descubierto las limitaciones de una infraestructura que ya estaba debilitada por la crisis económica de Cuba. Los apagones, causados por los daños al Sistema Eléctrico Nacional, complican aún más el día a día de los afectados.
Mientras tanto, los habitantes de Playa Guanímar luchan por reconstruir con lo poco que tienen. “Así quieren que la gente siga con su vida normal. Esto no tiene nada de normal”, concluye resignada otra vecina.
El huracán Rafael puede haber pasado, pero para los residentes de Playa Guanímar, la tormenta aún no ha terminado.