La violencia contra las mujeres vuelve a enlutar a una familia en Cuba. Naomi Téllez Wilson, una joven de 24 años, fue asesinada brutalmente por su expareja en La Habana Vieja. El crimen, ocurrido en la madrugada del pasado 20 de noviembre, ha conmocionado a la comunidad del barrio de Belén y a la opinión pública del país.
Un crimen que refleja una realidad alarmante
El agresor, identificado como Oscar Oropesa, fue arrestado por la policía poco después de cometer el asesinato. Según informaron fuentes cercanas a la víctima al influencer Niover Licea, el hecho ocurrió en la vivienda del agresor, ubicada en calle Habana, entre Luz y Acosta. Oropesa golpeó a Naomi antes de apuñalarla mortalmente. Ambos eran vecinos de la misma dirección.
Un llamado urgente a la justicia
Familiares, amigos y vecinos de Naomi exigen que se haga justicia por este brutal feminicidio. Este caso se suma a las 50 mujeres asesinadas en lo que va de 2024, según el subregistro que llevan los observatorios independientes Alas Tensas y YoSíTeCreo en Cuba. Las cifras, aunque alarmantes, podrían ser solo la punta del iceberg en un país donde no se reconoce oficialmente el feminicidio como un delito específico.
En 2023, ambas plataformas confirmaron 89 feminicidios, mientras que las estadísticas oficiales publicadas por el gobierno cubano hasta octubre de ese año registraron 117 crímenes violentos contra mujeres. Además, se reportaron 378 casos de violencia sexual, y un número indeterminado de mujeres quedaron con lesiones tras ataques de sus exparejas.
Un sistema que no reconoce el feminicidio
A pesar de la gravedad del problema, el Código Penal cubano no tipifica el feminicidio como delito ni emplea términos como “feminicidio” o “crimen machista”. Esta ausencia legal deja a las víctimas y a sus familias en una situación de desprotección y dificulta visibilizar el problema como una crisis nacional.
En respuesta a la creciente presión social, el gobierno cubano estableció a mediados de este año un sistema nacional de registro, atención, seguimiento y monitoreo de la violencia de género en el entorno familiar. Sin embargo, activistas y organizaciones independientes consideran que estas medidas son insuficientes y tardías.