La reciente aprobación del Decreto 110, que establece un «régimen de contingencia energética» para autorizar apagones planificados de más de 72 horas, ha generado una ola de indignación en Cuba. La medida, presentada como necesaria para afrontar la crisis energética que atraviesa el país, es percibida por gran parte de la población como un duro golpe a su ya precaria calidad de vida.
El malestar reflejado en redes sociales
Los comentarios en redes sociales, especialmente en Facebook, han sido un reflejo del agotamiento y frustración que sienten los cubanos. En la publicación de la noticia por parte de CubaCute Noticias, frases como: “Esto no es vida, estamos enfermos de los nervios” o “Ya no podemos más, es una tortura lenta” resumen el sentimiento colectivo de un pueblo que enfrenta constantes apagones, además de la falta de alimentos, medicinas y servicios básicos.
El impacto humano de los apagones
Una de las preocupaciones más recurrentes en los comentarios es el efecto de los apagones en la salud física y mental de las personas. Muchos sienten que esta medida es una legalización de la crisis energética, lo que ha generado una mayor sensación de abandono por parte de las autoridades.
Un usuario lo resumió así: “Están legalizando los apagones para que nadie pueda protestar sin ser acusado de violar la ley”. Este sentimiento refleja el temor de que la medida sea utilizada también como una herramienta de control social.
Críticas a la falta de responsabilidad gubernamental
Los comentarios también cuestionan la falta de responsabilidad de las autoridades en la gestión de la crisis. “El pueblo paga por el mal trabajo de los de arriba”, escribió un internauta, mientras que otro criticó las desigualdades en la aplicación de los apagones: “Siempre afecta a los mismos sectores; los hoteles y zonas de privilegio no los sufren”.
Por otro lado, la indignación se ha mezclado con el sarcasmo y el humor negro. Un comentario señaló: “Cuba avanza a pasos agigantados hacia la comunidad primitiva. Antes de 1492 todos vivían felices a la luz de la fogata”.
Voces de descontento y llamados a la acción
Entre las múltiples reacciones, algunos cubanos llaman a la organización y la protesta: “Salgan a la calle y demanden la renuncia del gobierno. A todos no los pueden meter presos”, escribió un usuario. Otros, en cambio, expresaron resignación o culparon al pueblo por permitir estas situaciones: “Nos merecemos esto por no pelear por nuestros derechos”.
Algunos comentarios también proponen soluciones radicales, como no asistir al trabajo ni enviar a los niños a la escuela, mientras otros exigen equidad: “Estoy de acuerdo con la resolución, pero cuando sea pareja. No entiendo cómo no les afecta a hoteles, La Habana y capitales de provincia”.
Un país en constante resistencia
En un contexto donde los apagones prolongados afectan cada vez más la vida diaria, muchos cubanos se preguntan cuánto tiempo podrán soportar. Las voces que exigen cambios reales y sostenibles crecen, pero las respuestas del gobierno aún parecen lejanas. Como escribió una lectora: “Hasta que no decidamos cambiar, nada cambiará”.
La lucha por un futuro más brillante
El Decreto 110 evidencia una desconexión entre las autoridades y las necesidades del pueblo. Mientras el gobierno insiste en que estas medidas son temporales y necesarias, la percepción general es que cada nueva decisión agrava la crisis en lugar de resolverla. En un país donde el futuro energético es incierto, la aprobación de este decreto no solo apaga la luz en los hogares, sino también en las esperanzas de millones de cubanos que anhelan una vida mejor.