La crisis energética en Cuba sigue afectando profundamente la vida diaria de sus ciudadanos, evidenciando la incapacidad del gobierno de Miguel Díaz-Canel para resolver el colapso del Sistema Electroenergético Nacional (SEN). Este martes, más de un tercio del país enfrenta nuevamente apagones prolongados, marcando otra jornada de oscuridad y frustración.
Una sincronización accidentada
La principal termoeléctrica de Cuba, la matancera Antonio Guiteras, volvió a conectarse al SEN tras un «mantenimiento planificado» que inicialmente duraría 96 horas pero se extendió más de lo previsto. Sin embargo, su regreso al sistema no ha supuesto ninguna mejoría notable para los clientes de la Unión Eléctrica (UNE).
Según un comunicado emitido por la UNE, este martes se espera una disponibilidad de 1,650 MW frente a una demanda máxima de 3,030 MW, lo que generará un déficit de 1,380 MW. De mantenerse estas condiciones, las afectaciones durante el horario pico alcanzarán los 1,450 MW.
Un sistema en decadencia
El SEN enfrenta una situación crítica con varias unidades termoeléctricas fuera de servicio. Entre las afectadas por averías se encuentran la Unidad 5 de Mariel, la 1 de Santa Cruz, la 5 de Nuevitas y la 2 de Felton. Por su parte, otras cuatro unidades están en mantenimiento: la 2 de Santa Cruz, las 3 y 4 de Cienfuegos y la 5 de Renté. Esta combinación de fallas y falta de inversión ha dejado al sistema en una situación de vulnerabilidad extrema.
Contrastes en La Habana
Mientras gran parte de la capital cubana sufría apagones, el régimen organizó este lunes una velada en homenaje al dictador Fidel Castro en la escalinata de la Universidad de La Habana. El evento, marcado por un derroche de luces, música y consignas, contrastó notablemente con la oscuridad que predominaba en el resto de la ciudad.
Redes sociales: un espacio para la indignación
Ante la falta de soluciones concretas, los cubanos han encontrado en las redes sociales un espacio para expresar su descontento y frustración. Un usuario comentó en una publicación de la UNE: «Todos los días la misma noticia. Se logró estabilizar el SEN en un punto crítico y la mayoría de las personas decidió aceptar la realidad como algo ya normal. El que tiene recursos o familiares en el exterior puede buscar soluciones propias, el que no, vive al borde de la enajenación».
Este sentimiento refleja la desigualdad creciente en un país donde quienes tienen acceso a paneles solares, baterías o generadores pueden afrontar mejor la crisis, mientras que la mayoría queda a merced de un sistema colapsado.