La noticia de un anciano fallecido en la entrada del edificio T-27, en el Reparto Micro 8 de Santiago de Cuba, ha sacudido las redes sociales y encendido una ola de críticas contra las autoridades locales. Según testigos, el hombre murió este lunes y su cuerpo permaneció durante horas sin que nadie lo retirara, pese a que los vecinos notificaron de inmediato lo sucedido.
El periodista Yosmany Mayeta, quien compartió el caso en su perfil de Facebook, detalló que el anciano era una persona en situación de calle, probablemente víctima del frío y el hambre. “Este señor murió hace unas horas, y nadie le prestó auxilio”, escribió Mayeta, señalando la indiferencia hacia las personas más vulnerables de la comunidad.
Horas de espera y silencio oficial
El tiempo pasaba y las respuestas no llegaban. Según Mayeta, casi tres horas después de la muerte del anciano, las autoridades locales seguían sin presentarse en el lugar. Para los vecinos, la situación fue desesperante: el cuerpo permanecía allí, en plena entrada del edificio, mientras la noche caía y la indignación crecía.
“Cae la noche y sigue sin ser levantado el cadáver del señor mayor e indigente que falleció en la entrada del edificio multifamiliar T-27 en el barrio de Micro 8”, denunció Mayeta.
Un problema recurrente en Cuba
Tristemente, este no es un caso aislado. Las redes sociales están repletas de denuncias sobre la lentitud de las autoridades cubanas para recoger los cuerpos de personas fallecidas, ya sea en sus hogares o en la vía pública.
En junio, un hombre que vivía solo en Santiago de Cuba murió en su domicilio y su cuerpo permaneció allí casi 24 horas antes de que alguien lo retirara. En otra ocasión, en el municipio Marianao, La Habana, un hombre falleció en plena calle y su cadáver estuvo en la acera desde las seis de la mañana hasta que los propios vecinos decidieron cubrirlo con una sábana para evitar que los niños lo vieran al pasar.
La indignación no cesa
Estos incidentes reflejan no solo un problema de organización, sino también una profunda desatención hacia las personas más vulnerables. En el caso de este anciano de Micro 8, los vecinos no solo quedaron indignados por la demora en el retiro del cuerpo, sino por lo que consideran una falta de humanidad en un sistema que debería proteger a sus ciudadanos más desamparados.
La tragedia de este hombre olvidado no puede quedar como una anécdota más. Es un recordatorio de cómo la indiferencia puede ser, en sí misma, una forma de abandono.