El reconocido músico cubano Lazarito Valdés, director de la emblemática orquesta de salsa Bamboleo, ha compartido de manera abierta y sincera las razones que lo llevaron a establecerse en Estados Unidos tras participar en una gira por varias ciudades de ese país. En sus declaraciones, Valdés expone con claridad los retos que enfrentan los músicos en Cuba, una situación marcada por el control gubernamental y un contexto económico y social adverso.
Una entrevista reveladora
En una conversación con María Karla Rivero para su programa «La Casa de Maka», Valdés abordó temas delicados como la crisis migratoria y las dificultades que enfrentan los artistas para consolidar sus carreras en la Isla. En este espacio, el ganador de un Grammy en su edición 45 junto al grupo The Temptations señaló cómo el ambiente cultural en Cuba está condicionado por el escrutinio y las presiones de la Seguridad del Estado.
“Ese sistema te compromete; si no estás dentro, perjudicas cosas como los viajes, la alimentación o la educación de tus hijos. Si no te alineas, no puedes participar en actividades que son oportunidades importantes para los músicos”, comentó Valdés. Estas palabras reflejan cómo el entorno limita las posibilidades de desarrollo personal y profesional, dejando a los artistas en una encrucijada moral.
El silencio como alternativa ante el miedo
Para Valdés, el miedo es un factor determinante en las decisiones de muchos artistas. “Mucha gente simplemente se calla porque tiene miedo. No tienen otra opción”, explicó. En un sistema donde el chantaje y la vigilancia son moneda corriente, mantenerse en silencio puede ser la única alternativa para preservar la estabilidad familiar.
El músico también rememoró los tiempos previos al Período Especial, cuando la Seguridad del Estado decidía hasta los aspectos más triviales de la vida cotidiana. “Para ir a Moscú o comprarte ropa en el Louvre, tenías que pasar por un proceso burocrático humillante”, relató. Este tipo de control, agregó, es el que ha llevado al deterioro de muchas instituciones culturales en el país.
Una decisión por la vida y la música
Tras concluir una serie de presentaciones con Bamboleo en Nueva Jersey, Washington D.C. y Nueva York, Valdés decidió junto a su esposa establecerse en Florida. “Estoy aquí por amor a mi música, por amor a mi familia, por amor a la vida, porque allá no hay vida”, afirmó con contundencia. Este cambio también responde a la necesidad de muchos músicos cubanos de buscar mejores oportunidades en un contexto más favorable.
El desafío de mantener viva la música en Cuba
La migración masiva también ha afectado profundamente al panorama musical en la Isla. Valdés señaló que las orquestas enfrentan constantes dificultades para mantener sus integrantes. “Todo el mundo se va. Se van porque son jóvenes, porque buscan mejores oportunidades”, dijo. Mientras tanto, los directores de orquesta lidian con los altos costos y las limitaciones logísticas para sostener sus proyectos.
Un ejemplo claro es la organización de conciertos en espacios como la Casa de la Música de Galiano. “El transporte de instrumentos cuesta 10.000 pesos, y el alquiler del sonido puede alcanzar los 20.000. Todo esto se suma a los gastos diarios de los músicos, que pueden superar los 1.000 pesos solo en transporte para llegar al lugar”, explicó el músico. Estas cifras revelan la precariedad económica que enfrentan los artistas cubanos en su esfuerzo por mantener viva la tradición musical.
El futuro de la música cubana
A pesar de las dificultades, Lazarito Valdés sigue apostando por la música cubana. Su aspiración es que la música bailable, un género esencial en la cultura de la Isla, se mantenga con buena salud. Sin embargo, su testimonio refleja una realidad preocupante: la música cubana dentro de la Isla está agonizando.
En un entorno marcado por el control estatal, la migración de talentos y la falta de recursos, la música cubana enfrenta uno de sus momentos más desafiantes. Las palabras de Valdés son un llamado de atención sobre la necesidad de proteger y revitalizar una tradición que es parte fundamental de la identidad cultural del país.