La XXIX Cumbre Iberoamericana en Ecuador no pasó desapercibida. Y no, no fue por grandes acuerdos ni por la asistencia masiva de líderes, sino por el explosivo intercambio de palabras entre las delegaciones de Cuba y Argentina. ¿Qué pasó exactamente? Te lo contamos todo en este resumen.
Cuando el ambiente se calienta
Todo comenzó en plena plenaria, cuando Rodolfo Benítez, representante de Cuba, lanzó un dardo contra Argentina. Acusó al país sudamericano de boicotear la cumbre al ignorar temas cruciales como el cambio climático y los derechos de las mujeres y pueblos indígenas. Además, señaló que el gobierno de Javier Milei se quedó aislado tras negarse a firmar una declaración respaldada por el resto de los países asistentes. ¡Una acusación directa que no tardaría en generar respuesta!
La respuesta argentina
El embajador argentino, Eduardo Acevedo, no se quedó callado. En un tono contundente, afirmó que Argentina no puede permanecer indiferente ante las violaciones al Estado de Derecho y los derechos humanos en Cuba. Según Acevedo, es la isla quien debe recuperar la democracia y garantizar las libertades de sus ciudadanos. Para rematar, citó la famosa frase: “Ladran, Sancho, señal que cabalgamos”, dejando claro que las críticas no afectarían su postura.
El embargo en el centro del debate
Por otro lado, Cuba insistió en que el embargo económico impuesto por Estados Unidos es un tema que no puede ser ignorado en estos foros internacionales. Sin embargo, Argentina dio un giro inesperado al desmarcarse de acuerdos relacionados con la equidad de género y los derechos humanos, mientras aprovechaba para criticar el régimen cubano.
Un choque que no sorprende
Este intercambio no fue un caso aislado. Desde que Javier Milei asumió el poder, Argentina ha adoptado posturas más críticas hacia agendas internacionales como los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y el cambio climático. De hecho, la reciente retirada de la delegación argentina de la COP29 ya había marcado un distanciamiento.
¿Un éxito pese a todo?
A pesar del evidente choque, la canciller ecuatoriana Gabriela Sommerfeld aseguró que la cumbre fue un éxito. Ahora, con España asumiendo la Secretaría, el desafío será reunir más liderazgo presidencial en la próxima edición de 2026.