El futuro de los viajes a Cuba podría estar a punto de cambiar, y todo depende de una persona: el senador Marco Rubio. Conocido por su postura dura hacia el régimen cubano, Rubio ha sido propuesto para asumir el cargo de secretario de Estado cuando Donald Trump vuelva a la presidencia. Además de hacer historia como el primer latino en ocupar este importante puesto, Rubio podría también cambiar el rumbo de las políticas de viaje e inmigración hacia Cuba.
Rubio siempre ha sido un crítico implacable de aquellos cubanos que, después de beneficiarse de normativas como la Ley de Ajuste Cubano, regresan a Cuba frecuentemente. Para él, esta práctica es contradictoria, ya que muchos de estos cubanos solicitan residencia en EE.UU. alegando persecución, solo para volver a la isla poco tiempo después. “¿Cómo es posible que alguien que huye de la persecución regrese a Cuba un año después?”, cuestionó recientemente. Estas declaraciones dejan claro que Rubio no es partidario de los viajes “de ida y vuelta” a la isla, y si llega a un puesto de influencia en el Departamento de Estado, es probable que intente ponerle un freno a esta práctica.
Pero su crítica no se queda ahí. Rubio también ha cuestionado que algunos cubanoamericanos se hospeden en hoteles vinculados con el gobierno cubano, lo que, según él, indirectamente fortalece al régimen. Desde su perspectiva, este tipo de viajes no solo contradicen la supuesta “lucha por la libertad de Cuba” sino que benefician económicamente a un gobierno que considera autoritario. Y es que Rubio siempre ha sido claro en su postura: para él, el apoyo económico indirecto al régimen cubano es inaceptable.
Recordemos que durante el primer mandato de Trump, las restricciones de viaje a Cuba fueron bastante severas. Desde la eliminación de licencias de viajes educativos hasta la prohibición de vuelos comerciales y cruceros, la administración republicana implementó medidas estrictas. Si Rubio asume el Departamento de Estado, es muy probable que estas restricciones vuelvan o incluso se endurezcan, afectando gravemente a quienes desean viajar a Cuba, ya sea por turismo o para visitar a sus familias.
La economía cubana, que depende en buena parte del turismo y de los ingresos que dejan las visitas de la comunidad cubana exiliada, sufriría aún más con estas restricciones. Y para los cubanoamericanos que suelen hacer negocios en la isla, las palabras de Rubio suenan como una clara advertencia. En sus declaraciones, el senador ha sido tajante al señalar que estos empresarios estarían “traicionando al pueblo cubano” al apoyar, aunque sea indirectamente, la economía del gobierno cubano.
Rubio, nacido y criado en el sur de la Florida por padres inmigrantes cubanos, no es un político improvisado. Desde sus inicios en 1998 como comisionado de West Miami hasta llegar al Senado en 2010, Rubio ha construido una carrera política basada en el conservadurismo fiscal y una postura fuerte en política exterior, especialmente frente a los regímenes autoritarios en América Latina. Su experiencia en el Senado, donde ha liderado temas de seguridad nacional en el Comité de Inteligencia, lo convierte en una figura clave en temas de política internacional.