Desde el 10 de noviembre, Cuba no ha tenido un respiro. Tras los fuertes terremotos que sacudieron varias provincias, el Servicio Sismológico Nacional reportó que hasta las 2:00 p.m. del 12 de noviembre ya se habían contado 1,943 réplicas. La cifra es impactante y, como es natural, ha generado una ola de preocupación en la población, sobre todo en las provincias orientales, donde el movimiento sísmico se ha sentido con mayor intensidad.
La tensión se siente en el aire
La incertidumbre y el temor se han hecho presentes en la vida de muchos cubanos. Ante el constante temblor de la tierra, no han faltado rumores de otro terremoto aún mayor que podría estar a punto de ocurrir. Sin embargo, el Dr. Enrique Diego Arango Arias, jefe del Servicio Sismológico Nacional, se apresuró a calmar a la población. “Esa información es totalmente falsa”, declaró, explicando que es imposible predecir un terremoto en el corto o mediano plazo. Además, aseguró que, si realmente hubiera una emergencia, el Servicio Sismológico y la Defensa Civil se encargarían de informar a la ciudadanía de manera oportuna.
Terremotos del 10 de noviembre: un hito en la historia sismológica cubana
Lo que sucedió el 10 de noviembre pasará a la historia sismológica de Cuba. Según el Dr. Bladimir Moreno Toirán, presidente del Consejo Científico del Cenais, los terremotos que alcanzaron magnitudes de 6.0 y 6.7 fueron los más fuertes que se han registrado desde 1992, cuando ocurrió el terremoto de 6.9 en Cabo Cruz, Granma. Estos recientes sismos dejaron una huella en el país, tanto por su magnitud como por los daños que causaron.
Los epicentros de los movimientos estuvieron cerca de la zona de Pilón, una región familiarizada con la actividad sísmica desde 1976, cuando un sismo de 5.7 la afectó. Esta vez, el terremoto de 6.7 causó una ruptura en la falla tectónica de aproximadamente 35 kilómetros, desencadenando la larga secuencia de réplicas que ha mantenido a la población en alerta.
Réplicas sin descanso y una vigilancia constante
Aunque las autoridades esperan que la frecuencia de las réplicas disminuya, el Dr. Moreno Toirán indicó que no se puede descartar la posibilidad de un nuevo sismo de considerable magnitud. Estas réplicas han variado entre 2.5 y 5.0 en la escala de Richter y han sido percibidas en todas las provincias orientales, e incluso en Sancti Spíritus y Ciego de Ávila. La localidad de Pilón, situada apenas a 32 kilómetros al norte del epicentro del evento de 6.7, ha sido la más afectada, y aún se están evaluando los daños estructurales en la zona.
La región oriental, siempre en la mira sísmica
La Doctora Grisel Morejón Blanco, directora del Servicio Sismológico Nacional, recordó que el oriente cubano siempre ha sido la zona más sísmicamente activa del país. Afortunadamente, Cuba cuenta con una red de 24 estaciones sismológicas distribuidas por toda la isla, dedicadas a monitorear y responder rápidamente a cualquier movimiento telúrico. Esta red es vital para brindar seguridad a la población y, aunque no puedan predecir un terremoto, pueden alertar y guiar a la ciudadanía en situaciones de emergencia.
Así que, mientras los cubanos enfrentan la incertidumbre de un suelo que no deja de moverse, los expertos siguen monitoreando la actividad y brindando información para que, en caso de cualquier novedad, todos estén preparados.