La escasez de productos básicos en Cuba ha alcanzado niveles extremos, especialmente en áreas rurales como las montañas de Santiago de Cuba, una región histórica y rica en tradición cafetalera. Hoy, en lugar del café tradicional, los habitantes de zonas apartadas como Miladys, una santiaguera de 54 años, tienen que recurrir a una solución improvisada: el café de platanillo. Esta planta silvestre, conocida como platanillo, es utilizada por los lugareños para preparar una especie de sustituto del café, que en tiempos de escasez se ha convertido en una opción recurrente para muchos.
El platanillo, una planta que crece en la región, ha sido utilizada durante generaciones en esta zona. Según Miladys, su familia lo ha estado utilizando desde que ella tiene “uso de razón”. Para prepararlo, los habitantes recolectan las semillas del platanillo, las ponen a secar, las tuestan y luego las muelen, como lo harían con los granos de café. Aunque en la actualidad lo usan para complementar el café comprado en la tienda o el grano restante, este “café de platanillo” ha sido una solución de emergencia, ante la escasez casi total de café en el mercado.
En un video compartido por el sacerdote Leandro NaunHung, quien ha documentado las difíciles condiciones de vida en las zonas rurales de Cuba, Miladys explica que la raíz del platanillo también se utiliza para preparar un té medicinal para los riñones. Esta planta, aunque tradicionalmente considerada en la medicina popular por sus propiedades diuréticas y antiulcerosas, no está exenta de críticas. Algunos cubanos señalan que el platanillo es un recurso de supervivencia, pero también advierten sobre sus posibles efectos secundarios, como dolores estomacales.
Lo más sorprendente es que Santiago de Cuba, que durante siglos fue una zona productora de café de alta calidad, ahora ve cómo sus habitantes se ven forzados a consumir una alternativa que en el pasado solo se empleaba en circunstancias excepcionales. Como dijo uno de los internautas en los comentarios, “Es triste que en una zona productora de café, en pleno siglo XXI, se tenga que tomar invento de platanillo”.
En los últimos años, el déficit alimentario en Cuba ha aumentado considerablemente, exacerbado por la inflación, la crisis energética, y la pérdida del poder adquisitivo de los salarios. Muchos cubanos tienen dificultades para acceder incluso a los productos racionados que el gobierno vende, y la falta de café refleja solo una pequeña parte de los problemas mayores a los que se enfrentan. Aunque la situación es difícil, el uso del platanillo y otras alternativas autóctonas como solución a la falta de recursos ilustra la resiliencia de una población que lucha por sobrevivir en condiciones cada vez más precarias.
Este fenómeno, aparentemente trivial, es un claro reflejo de cómo la escasez y las dificultades económicas han transformado profundamente las costumbres y las realidades de la vida cotidiana en Cuba, y se ha convertido en una metáfora de los sacrificios que deben hacer muchos ciudadanos para subsistir en tiempos de crisis.