En medio de la crisis económica y la escasez de productos básicos que afecta al pueblo cubano, el café, una de las tradiciones más emblemáticas de la isla, se ha convertido en un lujo tanto dentro como fuera de Cuba. A pesar de su reputación internacional como uno de los mejores cafés del mundo, el acceso al café cubano para los ciudadanos de la isla es cada vez más limitado y está marcado por la calidad deficiente y la irregularidad de su suministro.
Café cubano: un lujo inalcanzable para muchos
El café que la mayoría de los cubanos puede consumir proviene de las bodegas estatales, donde se venden a precios subsidiados. Sin embargo, estos precios siguen estando fuera del alcance de muchas familias. Además, la calidad del café que se distribuye es muy baja: se mezcla con otros granos, hojas secas y hasta elementos que son imposibles de identificar. A pesar de ello, este café es escaso y, en muchas ocasiones, no llega a las tiendas durante meses. Los cubanos se ven obligados a sustituirlo por otras bebidas, como el té de moringa, simplemente porque no hay café disponible.
El café cubano: reconocido internacionalmente
A nivel global, el café cubano ha sido recientemente reconocido por su calidad. De hecho, en 2024, el portal de prestigio internacional Taste Atlas lo nombró el mejor café del mundo, con una calificación de 4.6 sobre 5 estrellas. Esta clasificación pone al café cubano por encima de otras variedades famosas, como el Indian Filter Coffee de la India, el Espresso Freddo de Grecia y el Café Bombón de España. A pesar de su excelente reputación en el exterior, el café cubano ha dejado de ser accesible para la mayoría de los cubanos, quienes a menudo se encuentran sin poder disfrutar de la tradicional “coladita” matutina.
La estrategia de exportación del régimen cubano
El gobierno cubano ha apostado en los últimos años por la exportación de cafés premium, como las marcas Crystal Mountain, Guantanamero y Segrá, dirigidos exclusivamente al mercado internacional. Estos cafés se posicionan como productos de lujo, vendidos a precios elevados en el extranjero. En 2022, el precio de una tonelada de café especial llegó a alcanzar entre 4,000 y 5,000 dólares, y un kilogramo de café de alta gama puede superar los 10,000 dólares.
El gobierno cubano ha optado por destinar estos cafés selectos a mercados internacionales, mientras que las cosechas nacionales de menor calidad se destinan al consumo local, a menudo mezcladas con otros granos. Además, una parte de los ingresos generados por las exportaciones de café se destina a comprar café de baja calidad, que luego se distribuye a través de la libreta de abastecimiento, un sistema de racionamiento que aún persiste en Cuba.
La falta de transparencia y el impacto del huracán Oscar
La gestión del café cubano sigue siendo opaca. Los expertos aseguran que la falta de transparencia en las políticas comerciales del gobierno crea una situación en la que los beneficios de la exportación no se traducen en mejoras para la economía nacional o para el bienestar de los cubanos. El Congreso Internacional de Café de 2022 fue el escenario en el que el gobierno cubano presentó cinco marcas de café premium, promocionadas como joyas de la agroindustria cubana, pero estas marcas solo están disponibles en el mercado internacional, no en Cuba.
Además, el paso reciente del huracán Oscar afectó gravemente las plantaciones de café en el municipio Maisí, en Guantánamo, una de las principales regiones productoras de café de la isla. Este desastre natural ha generado una gran preocupación sobre el impacto que tendrá en la producción de café en los próximos años, especialmente considerando que el café es una de las exportaciones más importantes de Cuba.
La contradicción de la economía cubana
El café cubano sigue siendo un ejemplo de las contradicciones que marcan la economía de la isla. Mientras que el mundo celebra el café de Cuba como el mejor del planeta, los cubanos luchan por obtener este preciado grano. El acceso limitado al café, sumado a las dificultades económicas y la falta de recursos, hace que muchos se pregunten: ¿Quién se estará bebiendo mi café?
Esta situación refleja no solo las tensiones internas del país, sino también las profundas desigualdades que persisten, incluso en productos emblemáticos de la cultura cubana. El café, en lugar de ser una fuente de orgullo y disfrute para los cubanos, se ha transformado en un lujo para unos pocos y en una aspiración inalcanzable para la mayoría.