Vecinos de Guanabacoa, en La Habana, protagonizaron este viernes por la noche una sonora protesta en las calles, haciendo sonar cacerolas y gritando en un claro acto de desobediencia social que se desató por la crisis energética que azota al país. Esta manifestación, que buscaba visibilizar el malestar por los apagones prolongados, se desarrolló en el Consejo Popular Minas-Barreras y fue reprimida por las autoridades, que intentaron dispersar a los manifestantes.
Protesta en Guanabacoa: Cacerolazos contra los apagones
La protesta en Guanabacoa fue reportada por el periodista independiente José Raúl Gallego, quien compartió un video en sus redes sociales. Según su testimonio, los residentes del lugar se reunieron en el parque local para protestar contra los continuos y largos apagones. El video mostraba a los manifestantes caminando por la zona mientras pasaban frente a la iglesia de Barreras, famosa por venerar la imagen de Nuestra Señora de los Dolores.
El delegado del municipio intentó, sin éxito, persuadir a los manifestantes para que desistieran de su protesta, y ante la falta de acuerdo, recurrió a la policía. Según Gallego, el jefe de la policía de la zona les comunicó que su manifestación era “anticonstitucional” y, en lugar de dialogar, recurrió a la violencia para dispersar a los presentes.
La violencia policial y la represión
El periodista independiente también indicó que, aunque no se ha confirmado la identidad del oficial, es posible que el jefe de la policía en la localidad de Guanabacoa sea un subordinado directo de figuras clave de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR) en La Habana, como la Coronel Tania Hernández Cordero y el primer coronel Eddy Manuel Sierra Arias. La represión de esta protesta es solo un ejemplo más de cómo las autoridades cubanas responden a la creciente disconformidad popular con la crisis energética y otras dificultades sociales que atraviesa el país.
Los apagones: Una crisis creciente
El malestar por los apagones ha aumentado en las últimas semanas, especialmente después del colapso total del sistema electroenergético nacional (SEN). La situación se ha vuelto aún más desesperante para la población, que enfrenta cortes prolongados de electricidad. La reciente protesta en Guanabacoa no fue un hecho aislado. Este mismo viernes, otro grupo de vecinos, en el barrio de Nuevo Vedado, también protagonizó un cacerolazo para protestar contra el gobierno por los casi 60 horas sin electricidad que estaban sufriendo.
Yoani Sánchez, periodista y directora del medio 14ymedio, compartió en sus redes sociales un video del cacerolazo en Nuevo Vedado. La protesta, que tuvo lugar frente a la redacción de su periódico, mostró el descontento de los residentes que, a pesar del reciente anuncio de un restablecimiento parcial del SEN tras el paso del huracán Rafael, se enfrentan a la incertidumbre y a la falta de soluciones inmediatas.
El contexto de las protestas
Las protestas por los apagones no son nuevas en Cuba, pero la situación actual ha elevado la presión sobre la población. La crisis energética se suma a una serie de dificultades económicas que han afectado a la isla en los últimos años: escasez de productos básicos, inflación desbordada y una situación económica cada vez más crítica. Las autoridades han reconocido que las reparaciones del sistema eléctrico tomarán tiempo, pero las soluciones prometidas no han logrado calmar la frustración de los cubanos.
En este contexto, las protestas espontáneas, como las de Guanabacoa y Nuevo Vedado, reflejan el cansancio de una población que se siente desatendida y agotada por la constante crisis. Las cacerolas se han convertido en un símbolo de la resistencia popular, un acto de desobediencia civil frente a un régimen que persigue cualquier forma de protesta y reprime a quienes se atreven a alzar la voz en defensa de sus derechos.
La solidaridad y el hartazgo popular
A pesar de la represión, la solidaridad entre los ciudadanos se mantiene firme. La forma en que los vecinos de diferentes barrios se han unido para protestar y visibilizar su malestar muestra que, aunque el miedo y la represión son constantes, la necesidad de justicia y de una mejora en las condiciones de vida supera esos temores.
Las protestas en Guanabacoa y Nuevo Vedado son un claro recordatorio de que, en Cuba, el hartazgo por la crisis económica y los apagones se está convirtiendo en una poderosa herramienta de lucha popular, a pesar de la constante vigilancia y la represión estatal.