La advertencia del meteorólogo José Rubiera sobre la intensificación de la tormenta tropical Rafael, que podría tocar Cuba como un huracán categoría 2, ha tomado por sorpresa a los trabajadores que se encuentran realizando reparaciones en el Malecón habanero, específicamente en el tramo entre las calles B y C del Vedado, una zona notoriamente vulnerable a las inundaciones durante los temporales.
El Malecón, una de las avenidas más emblemáticas de La Habana, ha sido objeto de una reforma en la que los obreros han estado trabajando en la reparación de drenajes y otras estructuras. Sin embargo, con el huracán a la vista, la posibilidad de que los trabajos no se terminen a tiempo está creando gran preocupación entre los residentes y trabajadores de la zona.
«No hay tiempo para terminar»: El temor de los ciudadanos
Carlos Espinosa Betancourt, administrador del grupo de Facebook «Maravilloso Malecón», ha estado siguiendo de cerca el progreso de las obras. En su publicación, mostró su esperanza de que los arreglos sean suficientes para resistir el embate de Rafael, aunque muchos usuarios del grupo expresaron su preocupación por el poco tiempo restante para concluir los trabajos antes de la llegada del huracán.
Uno de los usuarios del grupo, Anylous Rojas, señaló con preocupación: «Me parece que no hay tiempo para terminar y ya dentro de unas horas tenemos el huracán arriba de nosotros». Las imágenes más recientes compartidas por Espinosa Betancourt muestran a los obreros vertiendo cemento en un área crítica del Malecón, donde se había roto un drenaje. Aunque las obras se están llevando a cabo, el mar agitado y la inminencia del huracán aumentan la incertidumbre sobre la efectividad de las reparaciones.
Críticas a la tardanza en las reparaciones
El hecho de que las reparaciones se estén realizando justo antes de la llegada de un ciclón ha generado críticas entre los habitantes de La Habana. Beatriz Pérez, una usuaria del grupo, expresó: «Eso debieron hacerlo mucho antes y no en vísperas de un ciclón». Además, algunos usuarios se mostraron escépticos sobre la eficacia de las reparaciones, dadas las condiciones críticas de la infraestructura en la zona baja del Malecón, propensa a inundaciones.
Otro comentario, de Raúl Rojas Leiva, lamentó la falta de prioridad en la atención a problemas de infraestructura crítica como el del Malecón, cuestionando la capacidad de gestión del gobierno cubano para abordar estos asuntos con tiempo. Según él, situaciones como esta son el reflejo de prioridades equivocadas que solo se resuelven cuando las consecuencias ya son inminentes.
Previsiones de Rubiera: El huracán Rafael se intensifica
Mientras tanto, el meteorólogo José Rubiera ha insistido en que Rafael continuará su intensificación a medida que se adentra en el cálido Mar Caribe, lo que podría convertirlo en un huracán de categoría 2. Según las previsiones, el ciclón cruzará la isla a través de Pinar del Río y se intensificará antes de tocar tierra. A las 7:00 a.m. de este martes (hora de Cuba), la tormenta se encontraba a 130 km al sur-suroeste de Montego Bay, Jamaica y a 370 km al sureste de Gran Caimán.
La parte más peligrosa del huracán, conocida como el lado sucio, podría impactar directamente la capital cubana, trayendo consigo vientos huracanados, fuertes lluvias, y el riesgo de inundaciones severas. La reparación del Malecón, aunque crucial, podría no ser suficiente para mitigar los efectos devastadores de este fenómeno meteorológico en la ciudad.
Un momento crítico para La Habana
La cercanía de Rafael pone en evidencia una vez más las deficiencias en la infraestructura de La Habana y la vulnerabilidad de la ciudad frente a fenómenos naturales. Mientras los trabajadores del Malecón siguen luchando contra el tiempo, los ciudadanos y las autoridades se preparan para lo que podría ser otro golpe fuerte para la isla, una lección amarga sobre la necesidad urgente de planificar y actuar con antelación frente a desastres naturales.
La llegada de Rafael es una prueba más de la urgencia de abordar los problemas estructurales y de infraestructura en la ciudad, especialmente en áreas expuestas a los efectos de huracanes y tormentas tropicales. En medio de esta situación, la pregunta es si Cuba podrá hacer frente a este nuevo reto sin que la falta de preparación y recursos agrave aún más los efectos de la tormenta.