El meteorólogo cubano Abel Rodríguez del Valle ha encendido las alarmas sobre el posible impacto de la futura tormenta Rafael en el occidente de Cuba. Si este sistema se convierte en huracán, las provincias de Artemisa, La Habana y Mayabeque experimentarían vientos huracanados por primera vez desde 2005, lo que podría representar un desafío significativo para una población que, en gran medida, ha estado desensibilizada por la falta de huracanes de gran magnitud en las últimas dos décadas.
Historia de la Vulnerabilidad
Según Rodríguez, el último huracán que afectó directamente a La Habana fue Dennis, un huracán de categoría 1 que pasó en julio de 2005. Desde entonces, los habaneros han sentido principalmente vientos de tormenta tropical, llevando a una percepción errónea de la magnitud de las tormentas. “Doy estos datos porque hace 20 años o más que los habaneros no sienten un viento huracanado fuerte. Solo han sentido vientos de tormenta tropical casi siempre, y piensan que todos los ciclones son así con esa fuerza”, afirmó el meteorólogo.
Esta percepción ha fomentado una actitud peligrosa entre algunos residentes, quienes podrían subestimar la gravedad de una tormenta fuerte. “Creanme que cuando sientan un viento huracanado no podrán salir. Cuídense y no salgan; aléjense de las ventanas en lugares altos, y si tienen techos de zinc, evacuen a un techo de cemento”, recomendó Rodríguez, haciendo hincapié en la importancia de la preparación ante la llegada de Rafael.
Pronósticos del Centro Nacional de Huracanes
El Centro Nacional de Huracanes (NHC) de Estados Unidos ha emitido un aviso sobre el posible ciclón tropical 18, que se espera se convierta en tormenta tropical este lunes y podría intensificarse a huracán para el martes por la noche. “El sistema traerá áreas de fuertes lluvias a través de porciones del Caribe occidental, incluyendo Jamaica y las regiones sur y oeste de Cuba”, advirtió el NHC, añadiendo que las precipitaciones podrían provocar inundaciones y deslizamientos de tierra.
Rafael podría representar una amenaza significativa, no solo por los vientos huracanados, sino también por el potencial de lluvias torrenciales. Según el NHC, las fuertes lluvias se extenderán hacia el norte de Florida y áreas adyacentes del sureste de Estados Unidos hacia finales de la semana.
Preparación y Precauciones
La comunidad debe prepararse adecuadamente para la llegada de Rafael. Las autoridades locales y el Instituto de Meteorología de Cuba (INSMET) están alertando a la población sobre la necesidad de prepararse para condiciones meteorológicas severas. Se anticipa que, dependiendo de la trayectoria y evolución del sistema, se incrementen las áreas de chubascos, lluvias y tormentas eléctricas en las regiones central y occidental de Cuba.
Rodríguez subrayó que la preparación es esencial: “No se trata solo de escuchar las advertencias; se trata de actuar. La historia nos ha enseñado que la naturaleza puede ser impredecible y devastadora”. Las comunidades en las provincias afectadas deben asegurarse de tener un plan de evacuación y acceso a suministros básicos, como agua potable, alimentos no perecederos y medicinas.
El Impacto Psicológico
Además de los aspectos físicos de la tormenta, Rodríguez también destacó el impacto psicológico que puede tener en la población. “La incertidumbre y el miedo ante un huracán pueden afectar la salud mental de las personas. Es crucial que las comunidades se mantengan informadas y apoyen a sus vecinos”, sugirió.
La experiencia de vivir en un área propensa a huracanes puede generar ansiedad, especialmente entre aquellos que no han experimentado un huracán de cerca. La educación y la información oportuna son herramientas fundamentales para mitigar el pánico y fomentar una respuesta adecuada ante la tormenta.