Santiago de Cuba se ha convertido en el escenario de una nueva y desgarradora imagen que refleja la realidad de la crisis alimentaria en la Isla. En las calles del barrio de Yarayó, una transitada zona del centro de esta ciudad, se captó el momento en que varios residentes recogían puré de tomate derramado en el asfalto. Este incidente, que ha sido compartido en redes sociales, es un triste reflejo de la necesidad extrema que enfrentan muchas familias cubanas, obligadas a recurrir a actos desesperados para llevar alimento a sus hogares.
Un video difundido en Facebook por el periodista independiente Yosmany Mayeta Labrada muestra a dos mujeres, tres hombres y un joven recolectando el puré de tomate esparcido en la calle. Este acto, aunque alarmante, evidencia la necesidad que impulsa a muchos cubanos a arriesgar su salud y seguridad para aprovechar cualquier recurso que pueda aportar algo de comida en un contexto de creciente escasez. La escena ha generado una mezcla de indignación y empatía en redes sociales, donde usuarios comentan la desesperación palpable en cada persona que intenta salvar lo que puede de la preciada salsa.
A pesar de los riesgos evidentes, como la contaminación del producto al estar en contacto con el suelo y el peligro de accidentes en una calle transitada, estos residentes intentaron rescatar el puré de tomate utilizando bolsas de nailon y tanquetas improvisadas. El mismo periodista comentó en su publicación: “La necesidad ha obligado al cubano a recoger lo mínimo que se cae al suelo para reutilizarlo en la elaboración de su comida diaria”, reflejando así la profunda crisis que afecta a tantas familias en el país.
Además de la necesidad personal, algunos usuarios en redes sociales advirtieron sobre la posibilidad de que este puré de tomate sea revendido en el mercado informal, lo que podría representar un riesgo sanitario al comercializarse un alimento contaminado. La preocupación de los internautas se centra en la posibilidad de que esta práctica desencadene problemas de salud, como brotes de diarrea, al consumir productos en condiciones no aptas para su venta o consumo.
Este tipo de incidentes no es un caso aislado. En octubre del año pasado, durante una feria agroindustrial en el municipio de Diez de Octubre en La Habana, se registró una situación similar. En esa ocasión, varias personas fueron grabadas recogiendo puré de tomate derramado en las calles General Lacret y Juan Bruno Zayas, en la barriada de Santos Suárez. La escena ocurrió en el contexto de una feria organizada debido a normativas locales que regulan la venta de productos en áreas de alta afluencia. Aunque no se sabe con certeza por qué ocurrió el derrame, este evento mostró nuevamente la fragilidad del acceso a alimentos en Cuba.
Para muchos observadores, estos actos reflejan el punto extremo al que la población cubana ha sido empujada. En una realidad donde los alimentos básicos y otros productos de primera necesidad se han convertido en un lujo inalcanzable para muchos, cualquier oportunidad para obtener alimento es aprovechada, incluso si implica recogerlo del suelo. La crisis alimentaria en Cuba sigue mostrando cómo las necesidades más básicas llevan a la población a situaciones extremas, donde cada recurso, por mínimo que sea, adquiere un valor incalculable en la lucha diaria por la supervivencia.