El actor cubano Albertico Pujol, conocido por su icónico papel de El Tavo en la serie “Su propia guerra”, ha compartido sus sentimientos sobre cómo su vida profesional se ha visto marcada por este personaje. En declaraciones recientes, Pujol expresó su frustración por la dificultad que enfrenta para desvincularse de la figura que popularizó en la televisión cubana entre 1991 y 1993.
“Todavía hoy mucha gente me dice Tavo en vez de mi nombre“, comentó Pujol, añadiendo que “no soporto que la gente me diga Tavo”. Para él, El Tavo fue un personaje importante, pero solo uno de muchos en su carrera. Este papel, que le otorgó gran popularidad, representa una etapa de su vida que ha evolucionado, tanto personal como profesionalmente.
Pujol se refirió a los valores que El Tavo defendía en la serie, reconociendo un cambio significativo en su perspectiva. “Posiblemente si hoy me lo propusieran de nuevo no lo haría, viendo que al final él defendía algo injusto“, afirmó. Este comentario subraya la complejidad de su relación con el personaje, que, aunque fue un hito en su trayectoria, no refleja su forma actual de pensar ni sus valores.
La serie “Su propia guerra”, un clásico de la televisión cubana, se emitió como parte del programa “Día y Noche” y se convirtió en un referente cultural de la isla. El Tavo, como policía encubierto, capturó la atención del público y se convirtió en uno de los personajes más memorables de la televisión cubana en los últimos 50 años. Sin embargo, la fama de un personaje puede ser un arma de doble filo. “Yo soy Albertico y nada tengo que ver con lo que representaba El Tavo”, enfatizó, solicitando a su audiencia que “pasemos la página y superemos eso ya”.
Es común que muchos actores sean identificados permanentemente con los personajes que interpretan, lo que dificulta su transición a otros roles. Pujol no es el único; otros actores de “Su propia guerra”, como El Puri, Suchel o Mantilla, siguen siendo reconocidos por esos apodos en su vida diaria. Esta realidad plantea un dilema para los artistas que buscan dejar atrás papeles que, aunque significativos, pueden no alinearse con su evolución personal.
Sin embargo, Pujol enfrenta este desafío con una mezcla de resignación y determinación. Reconoce que “es muy difícil, para no decir imposible, que la gente deje de reconocer a muchos artistas con determinados nombres”. A pesar de sus esfuerzos por redefinir su identidad como actor, la asociación con El Tavo persiste en la memoria colectiva de la audiencia.
La situación de Pujol ilustra un fenómeno común en el mundo del entretenimiento: la lucha entre la identidad del actor y los personajes que interpretan. Aunque el público tiene derecho a recordar y celebrar a los personajes que han dejado huella en la televisión, también es fundamental reconocer y respetar la evolución de los artistas.