La muerte de un joven recluta del Servicio Militar Obligatorio (SMO) ha conmocionado a la sociedad cubana. Nesky Gabriel Escalona Ortiz fue sepultado recientemente en la necrópolis de Colón, tras ser encontrado sin vida en el monte cerca de la Unidad Militar donde cumplía con su deber. Este triste suceso se suma a una creciente lista de denuncias sobre el tratamiento que reciben los jóvenes en estas unidades, lo que plantea serias interrogantes sobre la seguridad y el bienestar de los reclutas.
Desaparición y hallazgo
Nesky, un chico originario del municipio Habana del Este, había estado desaparecido durante varios días antes de que se encontrara su cuerpo. Los detalles sobre las circunstancias de su muerte son aún confusos, pero su familia ha señalado que el joven estaba cumpliendo con el SMO en contra de su voluntad, lo que pone de manifiesto la angustia que enfrentan muchos jóvenes cubanos al ser reclutados. Esta situación no es aislada; muchos otros han vivido experiencias similares, lo que genera un clima de temor y desesperanza.
La voz de los padres
Los padres de Nesky Gabriel han hecho públicas sus acusaciones contra los jefes y oficiales de la unidad militar, responsabilizándolos de la muerte de su hijo. De acuerdo con sus testimonios, habían denunciado previamente los maltratos que él y otros reclutas sufrían en la instalación militar ubicada en Santa Cruz del Norte. La desesperación de los familiares se ve reflejada en su clamor por justicia, exigiendo que se investiguen las condiciones que llevaron a esta tragedia.
Maltrato sistemático
Informes obtenidos por medios independientes, como La Tijera, revelan que el maltrato en las unidades de SMO es un problema persistente. Los reclutas son sometidos a condiciones inhumanas y tratos abusivos que deterioran no solo su salud física, sino también su bienestar mental. La comunidad ha comenzado a cuestionar el propósito del Servicio Militar Obligatorio: en lugar de ofrecer formación y disciplina, muchos jóvenes sienten que están siendo despojados de lo mejor de sus vidas en un sistema que parece estar más enfocado en el control que en la formación.
Un llamado a la acción
Es lamentable que sigan muriendo jóvenes en circunstancias tan trágicas por un servicio que, en teoría, debería servir a la nación. La historia de Nesky Gabriel Escalona Ortiz es un recordatorio desgarrador de las realidades que enfrentan muchos cubanos. Es hora de que la sociedad civil alce la voz y demande cambios significativos en el sistema de reclutamiento y tratamiento de los jóvenes en el SMO.
La lucha por la justicia
El dolor de la familia de Nesky es compartido por muchos que han visto cómo sus seres queridos han sido víctimas de un sistema que parece operar sin rendir cuentas. La impunidad y el maltrato no pueden continuar. La comunidad internacional también debe prestar atención a estos problemas, ya que el sufrimiento de estos jóvenes no puede permanecer en la sombra. La lucha por la justicia en este caso es una batalla que va más allá de una sola vida; es un llamado a la reflexión sobre cómo tratamos a nuestra juventud y qué futuro les estamos construyendo.