La influencer cubana Flor de Cuba ha vuelto a encender las redes sociales con su último video en Instagram, generando un gran revuelo entre sus seguidores. En el polémico clip, se la ve bailando con intensidad al ritmo de un reguetón mientras su hijo, sentado al fondo, lee la Biblia. Esta escena ha provocado opiniones divididas, y algunos usuarios han catalogado su contenido como “vulgar” e “inapropiado”. “Por este contenido tan vulgar y plebe dejo de seguir a Flor de Cuba”, comentó un usuario en la publicación.
Esta no es la primera vez que Flor de Cuba enfrenta críticas en redes sociales. La influencer, conocida por sus opiniones provocadoras y su estilo desenfadado, decidió acompañar el video con un mensaje polémico: “Siempre pasa. Las más santas dan hijos diablos y las más diablas dan hijos santos”. Este comentario, junto con su elección de música –la canción “Delincuente” de Tokischa, Anuel AA y Ñengo Flow–, aumentó la polémica, pues muchos consideraron la letra del tema inapropiada para la presencia de un menor, aunque el niño no prestara atención al baile de su madre.
Los comentarios no tardaron en llegar y se hicieron sentir con dureza. “Cuidado con lo que publicas y mucho más porque estás poniendo la Biblia por medio, una cosa tan sagrada”; “Fatal esa música delante de un niño”; “No deberías de cuestionar eso, aún falta mucho por recorrer”, fueron algunos de los reproches de sus seguidores. En sus críticas, varios expresaron su preocupación por el impacto de estos contenidos en los menores y cuestionaron las motivaciones de Flor de Cuba. “Esa letra horrible, Flor, recuerda que tus hijos pueden tener acceso a tus contenidos. No creo que tengas la necesidad de publicar esas cosas”, opinó otro usuario.
Lejos de ignorar la controversia, Flor de Cuba respondió a las críticas con un tono irónico y directo. En su mensaje, explicó que el video tiene un propósito satírico, haciendo alusión a una “sátira social sobre cómo padres moralistas generalmente tienen hijos más liberales y viceversa”. Además, invitó a quienes se sintieran ofendidos a “dirigirse a la iglesia más cercana” o a la biblioteca, enfatizando que Instagram es, para ella, una plataforma de entretenimiento y que no pretende adaptarse a los estándares de quienes buscan contenido “puritano”.
La influencer no dudó en destacar los logros de su hijo, probablemente con la intención de mostrar que su rol como madre va más allá de las redes sociales. “Mi hijo es campeón de ajedrez, crea aplicaciones de pc, crea servidores, lee la Biblia, estudia física cuántica, oye rock y electrónica y es cristiano”, comentó, argumentando que la vida virtual y la realidad no siempre deben juzgarse de la misma forma. Con este mensaje, Flor de Cuba parece querer recordar que, aunque su contenido pueda parecer provocador, su influencia sobre su hijo en la vida real es positiva y enriquecedora.
Esta última publicación ha vuelto a poner a Flor de Cuba en el centro de la atención pública, generando una vez más la pregunta de si los influencers deben responder a las expectativas morales de su audiencia o si son libres de expresarse sin limitaciones. La respuesta de Flor de Cuba ha sido clara: su perfil es un espacio de expresión personal y entretenimiento, y quienes no lo disfruten, son libres de buscar otras alternativas en el vasto universo digital.