Han transcurrido más de siete meses desde que Amanda recibió un trasplante de hígado en un hospital de Madrid, tras haber sido prácticamente desatendida por el sistema de salud cubano.
“Ahora ya puede sentarse sola, aunque todavía usa su sillita ortopédica. Poco a poco ha comenzado a balbucear algunas palabras gracias a la atención de una logopeda, y está haciendo fisioterapia, logrando dar algunos pasos”, detalló su madre.
La activista expresó su orgullo por el esfuerzo colectivo que ha permitido a Amanda recuperarse. “La sociedad civil cubana, esa vasta comunidad de cubanos en el mundo, puede sentirse muy orgullosa de lo que hemos logrado. #AmandaVive dejó de ser un simple hashtag y se ha convertido en una realidad que nos llena de felicidad”.
Amanda debe asistir regularmente al hospital para chequeos, y los médicos españoles que la atienden están muy satisfechos con su progreso. “Mila me cuenta que es muy activa y siempre ríe. Ahora se sienta sola, come muy bien, y si todo sigue así, el próximo año podría empezar a caminar”, añadió Laffita en un post compartido en agosto.
“Amanda se ha convertido en un símbolo de esperanza para muchos cubanos dentro y fuera de la isla. La solidaridad y el apoyo que recibió su familia han sido conmovedores. La vida de esta niña ha sido un grito unificado de la sociedad civil cubana, trascendiendo ideologías, creencias y razas”, concluyó.