En un momento crítico para la Isla, el gobierno cubano ha decidido lanzar una edición especial en idioma chino del periódico Granma Internacional. Esta publicación, presentada durante la apertura del VI Seminario Teórico entre el Partido Comunista de Cuba y el Partido Comunista de China, busca resaltar los vínculos entre ambas naciones. Sin embargo, este esfuerzo parece más un intento de distracción que un gesto genuino de amistad, especialmente cuando el régimen cubano depende en gran medida de su relación con el gigante asiático.
La nueva edición incluye artículos escritos por destacados funcionarios, como Emilio Lozada García, jefe del Departamento de Relaciones Internacionales del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, y Hua Xin, embajador de China en la Isla. También presenta una entrevista con Carlos Manuel Pereira Hernández, director general para Asuntos Bilaterales del Ministerio de Relaciones Exteriores, quien aborda el significado del destino compartido en la relación de Cuba y China. Pero, en medio de esta presentación cuidadosamente orquestada, surgen preguntas sobre las prioridades del gobierno cubano.
A pesar de que ambos países están gobernados por partidos comunistas, sus trayectorias durante la Guerra Fría fueron diametralmente opuestas. Cuba se alineó con la Unión Soviética, mientras que China tomó una posición crítica tras la ruptura chino-soviética. Esta historia compleja añade una capa adicional de ironía al lanzamiento de esta edición, que parece ignorar el sufrimiento del pueblo cubano en favor de mantener relaciones diplomáticas.
El gobierno cubano sigue mirando hacia afuera, mostrando un desinterés alarmante por las realidades que enfrenta su población. En un momento en que la Isla atraviesa una crisis económica y social sin precedentes, la decisión de lanzar una edición en chino de Granma Internacional parece más un intento de fortalecer lazos diplomáticos que de atender las necesidades de los ciudadanos cubanos.
Es evidente que, para quienes dirigen el país, el bienestar del pueblo no es una prioridad. Mientras la edición en chino de Granma busca proyectar una imagen de estabilidad y amistad internacional, las calles de Cuba están llenas de desesperación y necesidades insatisfechas. Esta desconexión entre el discurso oficial y la realidad de la vida cotidiana es un síntoma del desdén del régimen hacia su propia gente.
Así, el lanzamiento de la edición en chino de Granma Internacional no solo refleja la estrategia del régimen para mantener su posición en la escena internacional, sino también un claro indicio de que, en la lista de prioridades de los líderes cubanos, el pueblo cubano sigue siendo una nota al pie de página. La pregunta persiste: ¿hasta cuándo el régimen podrá ignorar las demandas de su gente en favor de los intereses externos?