A medida que avanzan las horas, emergen testimonios desgarradores de familias guantanameras que sufrieron severas inundaciones a causa de las intensas lluvias del huracán Oscar. Un video que circula en redes sociales muestra la angustia de una familia con un niño, quienes, con el agua al pecho en su hogar, observan cómo la inundación cubre las casas vecinas y el nivel del agua en su propia vivienda sigue aumentando. Las impactantes imágenes hablan por sí solas.
“Ni el partido, ni el gobierno, ni nadie ha venido aquí a avisar de nada”, se escucha a un familiar entre gritos de indignación. Otra miembro de la familia, cuidando al menor, agrega: “Si sigue creciendo, nos vamos a ahogar y aquí no ha venido nadie”. Lamentan: “Se nos ha mojado todo: televisor, refrigerador, la cama. ¡El agua sigue subiendo y la ayuda no llega!”
Otro video muestra una situación similar, con una vivienda casi completamente sumergida. En las últimas horas, las redes sociales, especialmente grupos de Facebook de San Antonio del Sur e Imías, se han llenado de desesperadas peticiones de ayuda de familiares que, desde el extranjero o otras provincias, buscan localizar a sus seres queridos.
La provincia de Guantánamo, en particular municipios como Imías y San Antonio del Sur, quedó incomunicada debido a las inundaciones provocadas por el huracán, que azotó la región con fuerza antes de degradarse a tormenta tropical. Las autoridades cubanas confirmaron inicialmente que seis personas perdieron la vida en San Antonio del Sur, incluidas una madre y su hija de cinco años. Posteriormente, se reportó una séptima víctima en el municipio de Imías.
El mandatario Miguel Díaz-Canel expresó sus condolencias por las muertes y aseguró que las labores de rescate y evaluación de daños continúan en las zonas más afectadas, muchas de las cuales siguen inundadas.
La coincidencia del paso del huracán Oscar con el colapso del Sistema Eléctrico Nacional dejó a cientos de miles de cubanos sin información sobre el fenómeno meteorológico. Esta situación generó alarma en la sociedad civil, que reconoció el riesgo que enfrentaban los habitantes de la región.