Díaz-Canel está desesperado y pide que se acelere la distribución de donaciones tras el paso del huracán Oscar y el apagón masivo que sufrió Cuba

Redacción

El presidente cubano, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, ha lanzado un desesperado llamado para acelerar la distribución de las donaciones que han llegado tras el devastador paso del huracán Oscar y en medio de la profunda crisis energética que vive el país. Con Cuba sumida en el caos y la precariedad, el gobierno ahora parece depender de la solidaridad internacional y del propio pueblo, a pesar de haber sido incapaz de prever o gestionar adecuadamente la crisis energética que arrastra desde hace meses.

Un llamado desesperado en redes sociales

En una serie de mensajes en la plataforma X (antes conocida como Twitter), Díaz-Canel instó a que se organizara de manera eficiente el traslado de las donaciones que, según él, ya han comenzado a llegar desde “países amigos” y organismos internacionales. Si bien el agradecimiento a estas naciones suena sincero, la realidad es que la gestión interna ha sido un desastre. La lentitud y falta de organización en la distribución de estas ayudas refleja una ineficacia alarmante, típica de un régimen que, una vez más, deja a su población a merced de las circunstancias.

La tragedia se agrava: más víctimas y pocas soluciones

En otro de sus mensajes, Díaz-Canel informó sobre el fallecimiento de una persona más en Imías, elevando a siete el número de víctimas mortales tras el paso del huracán. Aunque el presidente ofreció sus condolencias a los familiares de las víctimas, su enfoque parece ser más una estrategia de relaciones públicas que una solución real para los problemas que enfrenta la isla. La falta de preparación para enfrentar desastres naturales y una infraestructura colapsada, agravada por la crisis energética, hace que la población siga pagando un alto precio.

¿Realmente está en marcha la recuperación?

Díaz-Canel enfatizó la importancia de actuar con rapidez en la fase de recuperación. Sin embargo, es difícil creer que el gobierno sea capaz de desplegar los recursos necesarios de manera eficiente, dado su historial de incompetencia y mala gestión. Las promesas de evaluar las afectaciones y mitigar los daños no son nuevas, pero siempre se quedan cortas ante la cruda realidad que viven los cubanos: apagones constantes, falta de acceso a productos básicos y una infraestructura que se desmorona con cada golpe de la naturaleza.

La comunidad internacional interviene, pero ¿es suficiente?

La situación en Cuba ha generado preocupación internacional, con varios países, entre ellos Venezuela, México, Colombia, Rusia y Barbados, ofreciendo su apoyo inmediato. Sin embargo, mientras Díaz-Canel agradece esta solidaridad, la verdadera pregunta es: ¿por qué el gobierno cubano sigue dependiendo de la ayuda externa cuando ha tenido décadas para gestionar sus recursos de manera eficiente? La constante dependencia de la “solidaridad” es una muestra clara de un sistema fallido.

Incluso la Casa Blanca ha expresado su preocupación por los apagones continuos en la isla, aunque ha dejado claro que no se sienten responsables de la crisis energética que azota a Cuba. La portavoz de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, no dudó en señalar que los problemas de Cuba son el resultado de una “mala gestión a largo plazo”, un dardo directo al corazón de la administración cubana. Aunque Estados Unidos monitorea la situación, no se ha ofrecido ayuda formal, dejando claro que la responsabilidad recae en el propio gobierno de la isla.

¿Qué esperar ahora?

Con Díaz-Canel pidiendo rapidez en la entrega de donaciones y la comunidad internacional mirando desde la distancia, los cubanos se enfrentan a un futuro incierto. La crisis energética parece lejos de solucionarse, y las consecuencias del huracán Oscar solo han empeorado una situación ya crítica. El gobierno cubano ha demostrado, una vez más, que no está a la altura de los desafíos que enfrenta el país, dejando a su pueblo con pocas opciones más que sobrevivir día a día en un sistema que los ha abandonado.