Con el hambre que hay en Cuba, el régimen reconoce que miles de litros de leche acopiados se pusieron ácidos por el reciente apagón masivo

Redacción

El ministro de la Industria Alimentaria de Cuba, Alberto López Díaz, ha admitido que el colapso total del sistema eléctrico ha provocado serias afectaciones en la producción de alimentos en el país, incluyendo el acopio de leche ácida, que no es apta para el consumo.

En su intervención en el Noticiero Nacional de la Televisión, López Díaz explicó que la falta de electricidad en las áreas rurales, donde se recoge la leche, interrumpe la cadena de frío. Esto ha resultado en un “nivel importante de leche ácida”, lo que agrava la crisis alimentaria y dificulta que los niños menores de siete años reciban leche fluida a través de la libreta de racionamiento.

El ministro también señaló que se están buscando alternativas para asegurar la distribución de leche condensada en las regiones más afectadas.

La crisis energética ha paralizado industrias clave, como los molinos de trigo en Santiago de Cuba y Cienfuegos, interrumpiendo la producción de harina en todo el país. Esto ha derivado en una distribución irregular del pan, afectando tanto a la canasta familiar normada como a la producción general. Incluso aquellas panaderías que tenían todos los insumos necesarios enfrentan cortes de energía que impiden el uso de los hornos, y las plantas de emergencia ya se han quedado sin combustible.

La situación es especialmente grave en Guantánamo y Holguín, las provincias más golpeadas por la reciente tormenta tropical Oscar, donde la entrega de alimentos y productos básicos está prácticamente paralizada.

López Díaz destacó que el enfoque se centra en distribuir la canasta familiar normada en estos territorios, aunque reconoció que los recursos son limitados y que la recuperación dependerá de la disponibilidad de productos y del restablecimiento gradual de la energía en el país.

El gobierno ha enfatizado que, a pesar de los esfuerzos, los recursos son insuficientes para satisfacer las necesidades de toda la población. Según el ministro, se priorizarán los grupos vulnerables, incluyendo niños, embarazadas y personas mayores de 65 años. Además, se están evaluando opciones en los comedores industriales para ofrecer alimentos preparados a la población en las áreas más afectadas.