¿Crisis sin fin? Gobierno cubano negocia apoyo extranjero ante apagones masivos

Redacción

En medio de una crisis energética sin precedentes, el gobierno cubano ha iniciado conversaciones con varios países en busca de ayuda para mitigar la situación. El canciller Bruno Rodríguez Parrilla informó este lunes que están en proceso de negociar apoyos internacionales en un intento desesperado por aliviar el colapso del Sistema Electro-energético Nacional (SEN), que ha sumido a la isla en la oscuridad. «Cuba está en conversaciones para concretar el recibo de estas ayudas,» declaró Rodríguez en un mensaje publicado en la red social X.

El canciller también aprovechó para agradecer a varios países que han ofrecido su apoyo, mencionando específicamente a Venezuela, México, Colombia, Rusia y Barbados como naciones dispuestas a colaborar con la isla. «Agradecemos los esfuerzos y el apoyo inmediato ofrecido por los gobiernos de estos países para enfrentar la actual situación del SEN,» expresó Rodríguez. La crisis ha alcanzado tal magnitud que incluso los aliados más cercanos de Cuba han sentido la necesidad de intervenir.

Estas declaraciones llegan en un momento especialmente difícil para el pueblo cubano. Los apagones prolongados han dejado a millones de personas sin electricidad, afectando su capacidad para almacenar alimentos frescos, cocinar, acceder al agua potable e incluso mantenerse conectados con el mundo exterior. El gobierno, por su parte, no ha ofrecido una solución clara, ni ha definido cuándo podría normalizarse la situación. Mientras tanto, el hambre y la desesperación aumentan.

El presidente cubano Miguel Díaz-Canel también se refirió al tema, asegurando que Cuba recibiría ayuda de varios gobiernos «pronto», aunque no especificó una fecha. Aprovechó la oportunidad para desviar la responsabilidad de la crisis hacia Estados Unidos, argumentando que el bloqueo es el principal culpable de la situación actual. «Agradecemos la solidaridad de varios gobiernos y la contundente Declaración del ALBATCP, que apunta al gran responsable: la inhumana política de bloqueo de Estados Unidos,» afirmó Díaz-Canel, en lo que parece una continuación de la narrativa oficial del régimen.

Sin embargo, el discurso del mandatario ha sido ampliamente criticado por su negativa a reconocer los errores internos que han llevado a la actual crisis. Díaz-Canel continúa culpando a Estados Unidos, mientras la realidad apunta a décadas de mala gestión que han deteriorado las infraestructuras críticas del país, incluyendo el sistema energético.

Desde el 18 de octubre de 2024, los apagones generalizados en Cuba comenzaron a afectar a la mayoría de los hogares cuando la planta termoeléctrica Antonio Guiteras, una de las más importantes del país, salió de funcionamiento. Esto provocó un colapso en el SEN y dejó a millones de cubanos sin electricidad, lo que a su vez desató una ola de protestas en ciudades como La Habana y Santiago de Cuba. Los cubanos expresaron su frustración no solo por la falta de electricidad y agua, sino también por la imposibilidad de acceder a internet o cargar dispositivos electrónicos, lo que incrementó su aislamiento.

El gobierno cubano ha intentado responsabilizar principalmente a la termoeléctrica Antonio Guiteras, señalando fallos técnicos y la falta de combustible como los principales factores detrás del colapso. No obstante, el mal estado generalizado de las infraestructuras energéticas del país es un problema que se ha ido acumulando durante décadas de negligencia gubernamental.

En respuesta a las crecientes protestas, Díaz-Canel lanzó una advertencia clara este domingo. «No vamos a permitir que nadie actúe provocando hechos vandálicos y mucho menos alterando la tranquilidad ciudadana,» dijo el presidente, en lo que fue interpretado como una amenaza directa a quienes se manifiestan pidiendo el fin del régimen. La crisis energética en Cuba no solo ha expuesto las fallas del sistema, sino también la incapacidad del gobierno para aceptar su responsabilidad, optando en su lugar por la represión de la disidencia.

Este panorama refleja una situación insostenible en la isla, con el gobierno buscando desesperadamente soluciones externas, mientras los cubanos enfrentan una creciente desesperación.