A pesar de la creciente escasez de azúcar en la isla, solo 15 centrales estarán operativas en la próxima zafra, lo que evidencia que la crisis en la industria azucarera, crucial para la economía cubana, persiste sin solución tras varios años de dificultades.
Durante una sesión plenaria en La Habana, celebrada el 11 y 12 de octubre, Salvador Valdés Mesa, vicepresidente de la República, subrayó la necesidad de que los trabajadores del sector se mantengan comprometidos, asegurando que la clase obrera «no le fallará a la Revolución», según reportó el diario oficialista Trabajadores. Sin embargo, Valdés también reconoció las limitaciones del sector, que requieren de inversiones urgentes.
Jorge Luis Tapia Fonseca, vicepresidente del Consejo de Ministros, expresó su preocupación por el bajo rendimiento de casi la mitad de las unidades productivas del país. Destacó la necesidad de una evaluación exhaustiva del sector y de acciones concretas para su recuperación.
La crisis actual se agrava por problemas históricos, incluyendo el mantenimiento deficiente de la maquinaria, escasez de combustible y condiciones climáticas adversas. A pesar de los intentos del régimen por renegociar las deudas de cooperativas y aumentar los precios de la caña, las medidas no han logrado revitalizar el sector.
Valdés Mesa y otros líderes del Partido Comunista reconocieron que la producción de caña es vital no solo para la economía, sino también como parte de la identidad y la tradición cubana. Sin embargo, la recuperación de la industria requerirá cambios estructurales significativos.
La zafra 2022-2023 resultó en solo 350,000 toneladas de azúcar, la peor cosecha desde 1898, cuando Cuba produjo 300,000 toneladas en plena Guerra de Independencia. Este dato refleja el notable retroceso de un sector que una vez colocó a Cuba entre los principales exportadores de azúcar del mundo. De las 455,198 toneladas proyectadas, se alcanzó apenas el 77 por ciento de lo planificado.
El impacto de esta crisis recae sobre la población, que enfrenta el aumento de precios. Actualmente, la libra de azúcar se comercializa a 500 pesos, un precio exorbitante para un producto básico ampliamente consumido en los hogares de la isla.