El escritor y repentista cubano Alexis Díaz-Pimienta ha dedicado conmovedoras palabras de despedida al reguetonero José Manuel Carbajal, conocido como El Taiger, quien falleció recientemente en Miami. En un emotivo tributo, Díaz-Pimienta resalta las cualidades que hicieron de El Taiger un ícono popular de la música cubana, destacando su talento, carisma y la capacidad de trascender más allá del género urbano.
«El Taiger: Sabiduría popular. Talento. Juventud. Personalidad escénica. Sonrisa contagiosa. Popularidad. Cuba en la sangre», comienza el homenaje de Díaz-Pimienta, quien compara la conmoción por su muerte con la que se sintió tras la pérdida de grandes figuras como Benny Moré, Polo Montañez y Juan Formell. Al igual que estos gigantes, El Taiger logró conectar profundamente con el pueblo cubano, convirtiéndose en un referente cultural de la isla.
El autor también hace hincapié en el dominio métrico del reguetonero y su habilidad para emplear recursos literarios en sus letras, citando la popular canción «Habla, matador». Esta frase se convirtió en un saludo entre la juventud cubana, reflejando el impacto de su música en el lenguaje cotidiano. Díaz-Pimienta describe la frase como un «todo dicho sin decir nada», y señala su sutileza como una metáfora erótico-festiva que resuena con la transgresión y la aceptación.
La naturaleza violenta de la muerte de El Taiger ha causado una tristeza colectiva en el pueblo cubano, y Díaz-Pimienta lo compara con el percusionista Chano Pozo, quien también falleció de manera violenta en Estados Unidos. «No hay una ‘industria del dolor’; hay un dolor de dimensiones industriales», afirma el escritor, destacando cómo la pérdida del reguetonero ha generado un luto musical genuino, respaldado por la sinceridad de sus millones de seguidores y colegas artistas.
El mensaje de Díaz-Pimienta concluye con una profunda reflexión sobre la esencia de El Taiger, el artista que hoy llora la Cuba tanto dentro como fuera de la isla. «El Taiger. El Matador. La Tranka. Un joven músico cubano eternizado en una imagen sólida y a la vez borrosa», escribe, capturando la complejidad de su legado. «La de un hijo tan huérfano que cantaba para conseguir más padres. La de un padre tan solitario que cantaba para conseguir más hijos. La de un cubano tan cubano que todas las Cubas hoy lo lloran y lo cantan al mismo tiempo».
Este emotivo homenaje subraya no solo el impacto de El Taiger en la música cubana, sino también la conexión emocional que su arte forjó con un pueblo que hoy se une en luto y celebración de su vida y legado.