Guanabo: Lo que una vez fue conocido como el «Miami chiquito» hoy parece el paisaje de un país en guerra

Redacción

Guanabo, alguna vez conocido como el “Miami chiquito”, era un destino que ofrecía una variedad de opciones gastronómicas, discotecas, tiendas y playas de arena blanca. Sus calles y avenidas estaban limpias, lo que hacía que tanto visitantes como residentes quisieran disfrutar de su ambiente.

Sin embargo, hoy en día, esta localidad del municipio Habana del Este se ha deteriorado. Los basureros y las aguas negras estancadas son una constante en sus vías, reflejando el abandono por parte del gobierno.

María Elena Mir Marrero, coordinadora de la Red de Líderes y Lideresas de la Comunidad (RELLIC) y residente de Guanabo, comenta que no solo el tiempo ha afectado la zona, sino también “un sistema totalmente destructivo”. Según ella, desde 1959, el crecimiento poblacional no fue acompañado de una infraestructura adecuada, como el alcantarillado, lo que ha llevado al deterioro del lugar. “Se acabó Guanabo y será difícil de recuperar en este sistema”, asegura.

Raudelis González, un joven de la localidad, menciona que, aunque no vivió el apogeo de Guanabo, sus padres y abuelos le contaron sobre esos tiempos. Lourdes Chaviano, una residente septuagenaria, recuerda un Guanabo lleno de vida, con parques infantiles, cines y calles transitables. “Ahora es un pueblo lleno de ruinas y suciedad, y de aquel Guanabo ya no queda nada”, lamenta.

La situación actual es alarmante: muchas calles son intransitables, cubiertas de basura y aguas albañales, y la Empresa de Servicios Comunales apenas se hace presente. “El agua que llega a las llaves muchas veces no entra”, dice María Elena.

Además, muchas casas de la 5ta Avenida, la principal de Guanabo, se inundan con aguas negras durante las lluvias. “¿Dónde están los fondos recaudados para el bienestar de la comunidad? Ni el gobierno, ni el partido, ni los delegados ofrecen respuestas. Estamos viviendo en un Guanabo infectado, con problemas en las calles y la playa”, concluye María Elena.

La desilusión es palpable entre los residentes, que añoran los días de prosperidad y limpieza que una vez caracterizaron a Guanabo.