En medio de la severa crisis que golpea a Cuba, una «guagua Frankenstein» ha llamado la atención de los residentes de Santiago de Cuba. Este ómnibus, armado con partes de otros vehículos, se ha convertido en un símbolo de la ingeniosidad y resistencia de los cubanos, quienes día a día deben encontrar maneras creativas de hacer frente a la falta de recursos.
Todo comenzó cuando un video de la guagua fue compartido en el grupo de Facebook «Choferes de Ómnibus por Siempre», donde rápidamente se desataron comentarios de todo tipo. Algunos intentaban adivinar la marca original del vehículo, mientras que otros celebraban la habilidad del chofer por lograr mantenerlo en funcionamiento. En una nación donde los ómnibus en buen estado son cada vez más escasos, esta creación híbrida es casi una obra de arte.
El autor de la publicación en Facebook ofreció más detalles sobre la guagua. Según él, el vehículo era originalmente una Yutong 6118, pero con el paso del tiempo y la falta de piezas de repuesto, ha sido modificado con partes de otros vehículos. Aunque la carrocería ya no es tan reluciente, aseguró que el motor y otros componentes esenciales funcionan perfectamente. “Está mil veces mejor que muchas guaguas bonitas por ahí”, afirmó, poniendo en evidencia el estado crítico del transporte en el país.
Los internautas también compartieron su conocimiento sobre las piezas que conforman este curioso ómnibus. Uno comentó que las pantallas delanteras pertenecen a un Liaz 6212 y que parte de la carrocería es de una Yutong 6118, aunque quién sabe cuántas otras piezas se hayan agregado a esta creación. Otro usuario sugirió que, si se permitiera aprovechar los recursos abandonados en varias terminales de La Habana, se podrían poner en marcha cientos de ómnibus más. Sin duda, una reflexión que deja en evidencia el mal manejo de los recursos en la Isla.
Además de su impresionante ingeniería improvisada, se reveló que esta guagua cubre la ruta entre la entrada de El Cristo y La Maya, en Santiago de Cuba. Esta noticia sorprendió a muchos, quienes vieron en este ómnibus no solo una curiosidad, sino una prueba del ingenio cubano. En un país donde la búsqueda de soluciones es parte del día a día, un vehículo como este se convierte en un auténtico héroe de las calles.
“Eso es el deseo de triunfar y buscar dinero de forma honesta. El que arma un carro en Cuba es un héroe, y más aún el que lo mantiene en funcionamiento”, comentó un internauta, reflejando el sentimiento general de admiración por el esfuerzo que implica mantener en marcha un ómnibus en medio de la crisis.
El verdadero trasfondo de esta historia es el estado deteriorado del parque de ómnibus de Cuba. El régimen a menudo culpa a la falta de piezas de repuesto y la imposibilidad de realizar los mantenimientos necesarios, pero la realidad es que la falta de planificación y recursos ha dejado al transporte público en una situación crítica. En este contexto, la aparición de iniciativas como la guagua Frankenstein no solo genera asombro, sino también esperanza. Representa ese rayo de luz que los cubanos necesitan en medio de un panorama cada vez más sombrío.
Mientras las soluciones oficiales brillan por su ausencia, los ciudadanos siguen demostrando que, con ingenio y voluntad, se puede encontrar una forma de seguir adelante, incluso cuando las circunstancias son tan adversas.