Este martes falleció el General de Cuerpo de Ejército Ramón Espinosa Martín, viceministro primero de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), sumándose a otros cuatro generales del ejército cubano que han muerto en septiembre.
A pesar de los esfuerzos de la propaganda del régimen por presentar a Raúl Castro Ruz como un líder activo y dispuesto a enfrentar los desafíos, la realidad es que su figura comienza a pesar bajo el tiempo. El nonagenario líder ha visto partir a cinco de sus compañeros en los últimos días.
Ramón Espinosa Martín, de 85 años, se une a la lista de generales fallecidos, que incluye a Romárico Vidal Sotomayor García (85 años), Juan Antonio Hernández Hernández (91 años), Jorge Luis Guerrero Almaguer y Juan Israel Cervantes Tablada, cuyas edades no se revelaron en los obituarios oficiales.
Con 93 años, Raúl Castro observa cómo se van sus hombres de confianza. Además de estos decesos recientes, en mayo también se despidió del General de División de la Reserva, Leonardo Ramón Andollo Valdés (79 años).
El 4 de septiembre, Castro asistió al sepelio de Vidal Sotomayor, pero no a los funerales de los otros tres generales fallecidos este mes. La imagen de un “pie en el estribo” se ha convertido en una mera cabalgata fúnebre para el régimen.
Los rumores sobre la delicada salud de Raúl Castro han intensificado la atención sobre su figura. Pasó de tener un “pie en el estribo” a ser visto como alguien con un “pie en la tumba” en los círculos de redes sociales.
Los cibercombatientes del régimen han tratado de minimizar estos rumores, pero la última aparición pública de Raúl fue al colocar una rosa blanca ante la urna de Vidal Sotomayor, acompañado de su delfín, el líder de la “continuidad”.
Con la llegada este miércoles del presidente de Vietnam, To Lam, muchos esperan ver si Raúl Castro se mostrará, lo que podría interpretarse como un signo del final de una era en la historia de Cuba.
El régimen totalitario, forjado por Fidel y Raúl Castro, enfrenta el inexorable paso del tiempo. Aunque el poder continúe en manos de los “herederos”, los fallecimientos entre la vieja guardia, el malestar social y la creciente oposición perfilan un posible cambio en el horizonte.
