¿Dónde están los animales? El triste final del Zoológico de 26 en La Habana

Redacción

El Zoológico de 26, un icónico refugio para la fauna en la barriada de Nuevo Vedado, La Habana, está atravesando una crisis sin precedentes. Lo que una vez fue un destino familiar se ha convertido en un reflejo desgarrador del abandono, donde los animales que aún sobreviven se ven atrapados en un entorno desolador.

Los pocos visitantes que se atreven a cruzar sus puertas, motivados por la necesidad de distracción en los últimos días de verano, se encuentran con una realidad perturbadora. El deterioro no solo afecta las instalaciones, sino que se manifiesta de forma aterradora en los animales, que en su desesperación se acercan a las personas en busca de alimento.

Susana, una madre habanera que decidió llevar a su hijo de 11 años al zoológico antes de que iniciara el nuevo curso escolar, cuenta su experiencia con tristeza y desilusión. “Aquí hay más empleados que animales en las jaulas. Todo está vacío”, comenta con frustración tras ver cómo el único hipopótamo del parque, cubierto de algas, se acercaba al borde de su estanque esperando recibir comida.

La escena fue particularmente inquietante cuando su hijo, inocente, lanzó un trozo de chocolate al animal, lo que llevó a Susana a retirarlo rápidamente, temiendo por su seguridad y la del hipopótamo. Recuerda que en 2022 la situación no era tan crítica, pero hoy los cuidadores apenas pueden disimular el deterioro, sugiriendo a los visitantes que “miren bien el agua” en busca de vida, cuando lo único visible es un líquido turbio y maloliente.

Los pocos animales que aún resisten en el parque pintan un cuadro desolador: dos búfalos en aguas verdosas, cinco leopardos, cuatro leones visiblemente desnutridos, un oso que parece haber desaparecido entre las sombras y seis primates que extienden sus brazos fuera de las jaulas, desesperados por algo de comida. “Esos monos harían cualquier cosa por un bocado”, dice Susana con un tono que mezcla sarcasmo y tristeza.

El panorama no mejora en el sector de las cebras, donde los animales, famélicos, apenas pueden mantenerse en pie junto a ardillas y otros cuadrúpedos igualmente afectados. Las aves, por su parte, han sufrido un destino igualmente trágico. Una trabajadora del parque señala con resignación que ya no quedan avestruces ni flamencos, y que una reciente epidemia, provocada por la migración de aves, acabó con muchas especies, dejando solo cinco buitres que sobreviven en condiciones miserables.

Susana no puede evitar recordar con nostalgia cómo, apenas un año antes, había muchas más especies en el zoológico. Un toro marrón y varios venados, de los cuales ahora solo queda uno, eran parte del paisaje que hoy se desmorona frente a sus ojos. Decidida a no exponer más a su hijo a esta triste realidad, toma su mano y se marcha, visiblemente afectada.

“Sabía lo que me iba a encontrar, pero aún tenía la esperanza de que algo hubiera cambiado. Este Gobierno no se compadece de las personas, mucho menos de los animales. Lo mejor sería devolverlos a su hábitat natural y cerrar el zoológico”, reflexiona con amargura.

La situación en el Zoológico de 26 no es un secreto para todos. En 2023, Rosy TV, una cubana residente en Estados Unidos, documentó las deplorables condiciones del lugar durante una visita a la Isla, mostrando al mundo lo que queda de un recinto que alguna vez fue símbolo de orgullo en La Habana.