En una reciente publicación en su página de Facebook, el reconocido humorista cubano Ulises Toirac rememoró una divertida anécdota que ocurrió en la década de los 90, durante los años dorados del programa televisivo Sabadazo. En un contexto en el que Cuba atravesaba el difícil Periodo Especial, Sabadazo se convirtió en un alivio muy esperado por el público, que encontraba en la comedia un escape temporal de la realidad.
Aquella época fue testigo del auge de los actores cómicos en la isla, quienes llegaron a ser tan populares como las bandas más influyentes a nivel mundial. Toirac recordó con cariño cómo él y sus colegas se convirtieron en verdaderas estrellas para los cubanos, siendo recibidos con tanto entusiasmo como los músicos más famosos.
Sin embargo, Toirac también señaló que, a pesar de la gran popularidad de los humoristas, había un grupo de artistas que lograba eclipsarlos: los salseros. “Ellos eran otro nivel”, compartió Toirac, refiriéndose al impacto que la música bailable cubana tenía en ese momento. Las orquestas de salsa se convirtieron en un fenómeno cultural, y sus principales figuras eran vistas como los superhéroes de la época, alcanzando una fama que los colocaba en la cima de la cultura popular cubana.
El comediante continuó relatando que, debido a la apretada agenda de conciertos de los salseros, estos solían llegar tarde a las grabaciones del programa. Mientras los actores ya estaban listos, vestidos y maquillados, los músicos a menudo se demoraban en aparecer. “Se daban su lija la mayoría… o simplemente no se despertaban a tiempo tras sus presentaciones nocturnas”, comentó Toirac, arrancando risas entre sus seguidores con su humor característico.
Durante esas largas esperas, los humoristas aprovechaban para pasar el rato conversando en el salón de maquillaje, aguardando pacientemente la llegada de los músicos. Fue en uno de esos momentos de espera que ocurrió una de las anécdotas más recordadas por Toirac.
Un día, el popular cantante Paulito FG estaba invitado al programa, pero la hora pasaba y Paulito no daba señales de llegar. Eran las tres de la tarde y el cantante aún no había aparecido, lo que generó la frustración de Antolín “El Pichón”, otro reconocido cómico cubano. Visiblemente molesto, Antolín comenzó a criticar a los músicos por sus constantes retrasos. “¡Ese Paulito! ¡Ni que fuera Alain Delon!”, exclamó Antolín, sin darse cuenta de que Paulito FG había entrado al salón y lo escuchaba en silencio desde la puerta.
Lejos de detenerse, Antolín continuó con sus quejas, afirmando que el cantante parecía tener una opinión exagerada de sí mismo. “¡Con su bobería y su risita, yo no sé quién coño se ha creído que es!”, agregó, mientras los demás actores intentaban contener la risa ante la situación.
Fue en ese momento cuando Carlos Otero, el conductor del programa, le hizo una discreta señal a Antolín para que se diera la vuelta y notara la presencia de Paulito, quien permanecía parado en la puerta con un gesto serio. Al percatarse de que el cantante lo había escuchado todo, Antolín, sorprendido, solo pudo decir en un tono bajo y casi disculpándose: “¿Qué hay, figura?”.
La reacción en el salón fue inmediata y explosiva: todos estallaron en carcajadas, algunos incluso llegaron a tirarse al suelo de la risa. Ulises Toirac concluyó su relato diciendo: “La gente se caía al piso, golpeaba las paredes de tanto reír. Yo disfruté esa risa como pocas veces en mi vida”. Sin duda, un momento inolvidable que quedó grabado en la memoria de todos los presentes.