Enfermedades y negligencia cobran vidas en cárceles cubanas

Redacción

Las cárceles en Cuba están sumidas en una crisis sanitaria que afecta gravemente la vida de los reclusos, con enfermedades como el dengue, la tuberculosis y la varicela extendiéndose sin control. Estas condiciones deplorables no solo representan una afrenta a los derechos humanos, sino que también han llevado a la muerte de presos debido a la negligencia médica. En agosto, se reportó la muerte de dos reclusos, una tragedia que pone de manifiesto la falta de atención sanitaria en las prisiones de la isla, según un informe revelado por el Centro de Documentación de Prisiones Cubanas.

Raúl Enrique Medina, responsable de prensa del Centro de Documentación, detalló en su informe que las condiciones de salud de los presos han empeorado considerablemente, principalmente debido a la propagación de enfermedades infecciosas. Durante el mes de agosto, Luis Franklin Ruiz, recluido en la cárcel Kilo 7 de Camagüey, y Mario Benítez, preso en la prisión 1580 de La Habana, fallecieron como resultado directo de una atención médica inadecuada y negligente.

Además de la deficiente atención sanitaria, el informe subraya la crítica situación alimentaria dentro de las cárceles cubanas. Las raciones de comida que reciben los reclusos son insuficientes y de baja calidad, lo que agrava aún más la vulnerabilidad de estas personas. Medina también denunció el robo de alimentos que familiares traen a los presos, así como la distribución de comida en mal estado dentro de los centros penitenciarios. Este informe documenta violaciones de derechos humanos en más de 30 cárceles repartidas en 13 provincias y en la Isla de la Juventud, lo que evidencia que estas problemáticas son generalizadas en todo el sistema penitenciario cubano.

Medina concluyó que los reportes solo muestran una pequeña parte de la grave situación que se vive dentro de las prisiones cubanas. Señaló que la realidad en estos centros es mucho más alarmante y que incumple claramente con las Reglas “Nelson Mandela” de la ONU, las cuales establecen estándares mínimos para el trato a los presos. Adoptadas por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 2015, estas reglas exigen que los reclusos reciban una atención médica adecuada y sean tratados con dignidad y respeto, condiciones que claramente no se cumplen en Cuba.

El informe del Centro de Documentación también denuncia otros abusos graves dentro de las cárceles cubanas. Entre ellos, la falta de higiene y saneamiento es un problema crítico que exacerba la propagación de enfermedades. Los presos a menudo no tienen acceso a agua potable ni a instalaciones sanitarias adecuadas, lo que contribuye a un deterioro acelerado de su salud. La falta de ventilación y el hacinamiento en las celdas son otras de las condiciones inhumanas a las que están sometidos, con muchas prisiones operando muy por encima de su capacidad máxima.

El panorama es aún más sombrío cuando se consideran los malos tratos físicos y psicológicos que los presos enfrentan a manos del personal carcelario. Las represalias contra aquellos que intentan denunciar estos abusos son comunes e incluyen aislamiento, violencia física y la privación de visitas familiares. Este ambiente de miedo y represalias perpetúa un ciclo de silencio que impide que la verdadera magnitud de las violaciones de derechos humanos salga a la luz.

La negligencia médica, la falta de atención sanitaria, la insuficiencia alimentaria, las pésimas condiciones de higiene y los abusos del personal carcelario son solo algunos de los problemas documentados en el reciente informe. Estas condiciones representan una violación flagrante de las normas internacionales y los derechos humanos básicos, y es urgente que se tomen medidas para mejorar la situación y garantizar que los reclusos sean tratados con la dignidad y el respeto que merecen.