Seis meses después de su trasplante de hígado en España, Amanda Lemus Ortiz continúa en proceso de recuperación y empieza a mostrar mejoras significativas.
La activista Yamilka Lafita, conocida como Lara Crofs, compartió recientemente en Facebook dos fotografías de Amanda junto a sus padres, evidenciando su evolución tras el tratamiento médico que necesitaba. “Amanda es una niña feliz, y sus padres lo son a la par. La abnegación y el sacrificio de ambos, junto a todos los que apoyaron esta campaña, sigue dando frutos”, expresó Lara.
Según la activista, la pequeña está comiendo mucho y es muy activa. Su madre la lleva al hospital semanalmente, y los médicos están contentos con su estado de salud. “Ya se sienta solita, aunque aún tiene su sillita ortopédica, y está comenzando a balbucear algunas palabras con la ayuda de una logopeda. También está en fisioterapia y ya da algunos pasitos”, detalló.
Lara resaltó el orgullo de la comunidad cubana en torno a esta historia: “La sociedad civil cubana, esa inmensa comunidad de cubanos dispersos en el mundo, puede sentirse muy orgullosa de lo que logramos. #AmandaVive dejó de ser un sueño, un hashtag, para convertirse en una realidad que nos llena de felicidad”.
A finales de agosto, Lara mencionó que Amanda lleva una vida normal con sus padres en Madrid, aunque sigue yendo al hospital para revisiones. “Mila y Enmanuel viven ahora con la tranquilidad de ver crecer a su hija de la manera más saludable posible. Mila me dice que es muy hiperactiva y siempre está riendo. Ya se sienta sola, come muy bien y, si sigue así, el próximo año tal vez camine”, añadió.
El 15 de julio, cuatro meses después de la operación, se publicó una imagen que mostraba el cambio físico de Amanda. En ella, se la veía sonriente y más robusta, contrastando con las fotos de su tiempo en Cuba, donde se mostraba muy delgada y con un tono amarillento en sus ojos debido a su enfermedad.
La historia de Amanda comenzó en enero, cuando su madre, en una conmovedora publicación, pidió perdón a su hija por haberla traído al mundo en un país donde el sistema de salud no podía satisfacer sus necesidades. Amanda sufría de una grave enfermedad hepática y necesitaba urgentemente un trasplante, algo imposible de realizar en Cuba debido a las limitaciones del sistema.
Después de semanas de campaña apoyada por activistas, medios independientes y cubanos solidarios, se logró reunir el dinero necesario para que Amanda y sus padres viajaran a España, donde un hospital aceptó su caso. En marzo, Amanda llegó a Madrid, y los médicos, sorprendidos por su deterioro, señalaron que se había perdido tiempo valioso en su tratamiento.
El 15 de marzo, se llevó a cabo el trasplante, una operación exitosa que marcó el inicio de su recuperación. Aunque ha enfrentado recaídas y complicaciones, la pequeña ha superado las adversidades y sigue avanzando en su proceso de sanación.