La Fiscalía General de la República de Cuba ha lanzado una advertencia contundente a quienes cometen robos de aceite dieléctrico de los transformadores en las subestaciones eléctricas. Los responsables de estos delitos enfrentan cargos graves que pueden resultar en penas de hasta 15 años de prisión. Esta medida se enmarca en una nueva tipificación de delitos contra la seguridad del Estado, reflejada en el Código Penal cubano, específicamente en los artículos 125 y 126 sobre sabotaje.
Según un reporte de la televisión oficialista, la Fiscalía ha solicitado la pena máxima para estos delitos debido a las serias afectaciones que causan al funcionamiento de los equipos eléctricos. Los cinco primeros imputados bajo esta nueva normativa enfrentan cargos de sabotaje, a pesar de que su objetivo principal al robar el aceite era obtener lucro personal a través de su venta en el mercado negro. En la actualidad, el litro de aceite dieléctrico se cotiza en 250 pesos cubanos en el mercado informal.
La severidad en las penas, que van de 7 a 15 años de cárcel, busca frenar la creciente ola de robos que afecta tanto a la población como a la economía nacional. La Unión Eléctrica, en colaboración con el Ministerio del Interior, ha lanzado un operativo para detener estos hurtos. El aceite dieléctrico es un lubricante costoso y esencial para el funcionamiento de los equipos eléctricos, y su robo provoca cortes de electricidad que pueden durar hasta 24 horas, afectando a comunidades enteras, estaciones de bombeo de agua y entidades económicas.
Un reciente incidente en Villa Clara ilustra el impacto de estos robos: una subestación que servía a más de 4,000 clientes quedó fuera de servicio durante varios días tras el hurto del aceite del transformador principal. La interrupción del servicio eléctrico no solo afecta a los consumidores, sino que también complica el restablecimiento del servicio debido a la escasez de equipos de reemplazo en el país.
Otro caso relevante ocurrió en la subestación de Nazareno, en San José de las Lajas, donde los ladrones fueron sorprendidos en flagrancia. Aunque algunos lograron escapar, abandonaron herramientas y vehículos utilizados en el hurto. La provincia de Mayabeque, con su vasta extensión rural, es la región con mayor incidencia de estos delitos.