La travesía de un joven cubano de 20 años, que llegó hace poco más de un mes a Estados Unidos, dio un giro inesperado al enfrentarse a la dura realidad de quedarse sin hogar. Este joven, que arribó con sueños y esperanzas, se encontró en las calles de Tampa después de que la persona que lo hospedaba decidiera echarlo. Sin familiares que lo apoyen en el país, su situación se tornó crítica rápidamente, hasta que un inesperado aliado apareció en su vida.
El joven recibió la ayuda del conocido tiktoker cubano Dairon Cano, quien se conmovió al conocer su historia y decidió tomar cartas en el asunto. Cano compartió en sus redes sociales un video en el que se lo ve entregándole comida y cien dólares al joven para ayudarlo a sobrellevar la situación mientras se hospeda temporalmente en otro lugar. “Joven cubano lo botan para la calle y solo lleva un mes en USA. ¡Vamos a ayudarlo por favor!”, escribió el influencer junto al video, buscando movilizar a su audiencia en apoyo del joven migrante.
El impacto de un acto de bondad que inspiró a miles
En el video, el joven se muestra visiblemente emocionado y agradecido por la ayuda recibida. El gesto de Dairon Cano no pasó desapercibido, acumulando más de 7,000 comentarios en solo tres días. Muchos de estos comentarios destacaron la generosidad del influencer y la humildad del joven cubano, identificado en TikTok como Gisel Humberto. Este acto de solidaridad demostró una vez más el poder de las redes sociales para conectar a las personas y brindar ayuda en momentos de necesidad.
En otro video posterior, Dairon Cano sorprendió nuevamente a Gisel Humberto al entregarle una olla y un televisor. “Esto es para cuando tengas tu apartamentico”, le dijo el influencer, reafirmando su compromiso de seguir apoyándolo en su camino hacia una vida más estable. En respuesta, el joven agradeció de corazón y reafirmó la importancia de la solidaridad entre los cubanos, especialmente en momentos difíciles. “Vamos a seguir apoyando de corazón”, concluyó Cano en su mensaje a la comunidad.
La dura realidad de un joven migrante en busca de sueños
La semana pasada, Gisel Humberto compartió su historia en un video que conmovió a miles de personas. Relató cómo fue echado de la casa donde se alojaba en Tampa, a pesar de que no había tenido problemas con los dueños. “Es muy difícil estar en un país que no es el tuyo, sin familia y sin amistades. Créanme que es verdad, sin nadie que te apoye, sin nadie que te dé la mano”, expresó con tristeza, mientras caminaba al borde de una carretera buscando un lugar donde pasar la noche.
Gisel explicó que su sueño de salir de Cuba estaba lleno de esperanza y el deseo de trabajar para ayudar a su familia. Sin embargo, la realidad le mostró un lado más crudo, con obstáculos inesperados y desafíos que ponen a prueba su resiliencia. “Yo no vine a este país con el propósito de rendirme. Yo vine a este país con muchos deseos de trabajar y aunque me pongan una traba y otra traba… yo voy a salir adelante, porque fue la promesa que le hice a mi mamá, así que no voy a dejar que esos obstáculos me detengan. Palante”, afirmó con determinación.
Un futuro esperanzador gracias al apoyo de su comunidad
Después de pasar su primera noche durmiendo en la calle, Gisel compartió en otro video en vivo que no le quedó más remedio que salir con su mochila a buscar ayuda. Intentó encontrar iglesias cercanas donde pudiera pasar la noche, pero no tuvo éxito y decidió caminar hacia el aeropuerto de la ciudad. En el camino, un buen samaritano lo recogió y lo llevó hasta allí. Mientras tanto, su madre en Cuba, preocupada por la situación, contactó a unas amistades en Tampa que le llevaron comida al aeropuerto y le brindaron apoyo.
Finalmente, estas amistades le dijeron: “Irte para Cuba no es una solución. Ya estás aquí”. Ahora, Gisel Humberto se encuentra temporalmente en casa de estas personas, mientras espera que lleguen todos sus papeles. A pesar de las dificultades, se muestra optimista y agradecido con quienes lo están ayudando a encaminarse en su nueva vida.
Graduado de una escuela de arte y bailarín de profesión, Gisel espera algún día dedicarse a su pasión por el baile. Por ahora, está dispuesto a trabajar en cualquier cosa que le permita estabilizarse y construir un futuro mejor. “Primero llegué a trabajar en lo que sea, a formarme, encaminarme, y luego que esté estable, podré ampliar mis horizontes y tratar de abrirme paso profesionalmente”, concluye, reflejando la esperanza y el coraje que lo han llevado hasta aquí.
