El régimen cubano ha anunciado el regreso de las escuelas en el campo bajo el nuevo concepto de “una escuela en el campo diferente”. En un reciente programa de la Mesa Redonda dedicado al próximo curso escolar, Karenia Marrero Arrechea, directora general de Educación en La Habana, explicó que la iniciativa busca que “el estudiante se sienta vinculado a tareas de impacto”.
El nuevo enfoque se implementará con estudiantes de octavo grado, onceno y segundo año de la Educación Técnica Profesional (ETP). Durante un período de 15 días, los alumnos trabajarán en organopónicos del municipio y en el mantenimiento de tarjas y monumentos, en lugar de participar en las tradicionales labores agrícolas en el campo.
Este cambio en el concepto de las escuelas en el campo responde a la crisis alimentaria que enfrenta Cuba, haciendo insostenible el mantenimiento de campamentos para jóvenes destinados a labores productivas. Además, las antiguas escuelas en el campo se han reconvertido en fincas de autoconsumo y viviendas para familias campesinas, aunque sin las condiciones de vida adecuadas.
En los últimos años, el régimen cubano ha transformado las ruinas de las antiguas escuelas en el campo en fincas y proyectos agrícolas, como parte de su estrategia para aumentar la producción de alimentos. Un ejemplo reciente es una granja avícola para la venta de huevos de codorniz en divisa, inaugurada en la estructura de una antigua escuela en Pinar del Río. Esta granja, ubicada en el antiguo preuniversitario Lázaro Acosta Paulín, representa un experimento que el gobierno desea extender a nivel nacional.
La inversión para este proyecto ascendió a 26 millones de pesos. Aunque el primer lote de 4,000 aves ha comenzado su adaptación, los responsables del experimento aún deben confirmar la viabilidad de este tipo de instalaciones para la crianza de aves, considerando los desafíos que presentan los distintos niveles, temperaturas y condiciones ambientales.