Nilda Cordero, hija de Olga Díaz, una anciana cubana de 84 años que llegó a Estados Unidos en una embarcación, ha expresado su mayor temor: ser deportada junto a su madre de vuelta a Cuba. En declaraciones a Telemundo 51, Nilda enfatizó la angustia que sienten ante la posibilidad de regresar al país que dejaron atrás en busca de un mejor futuro.
Desde el centro de detención de inmigrantes donde se encuentra recluida tras hacer la peligrosa travesía desde Cuba, Nilda compartió su dolor y preocupación. “Arriesgué la vida de mi madre porque ya no podíamos más. Yo necesito estar con ella porque ella lo único que hace es llorar y llorar”, explicó. Estas palabras reflejan la desesperación que llevó a madre e hija a emprender un viaje tan arriesgado, enfrentándose al mar en busca de una vida más segura y digna.
Las dos mujeres fueron interceptadas por la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos al llegar en una embarcación a los Cayos de Florida, específicamente en la zona de Marathon. Tras su llegada, Olga Díaz fue liberada del centro de ICE (Servicio de Inmigración y Control de Aduanas) en Miramar, Florida. Sin embargo, Nilda fue trasladada al centro de detención de Broward, también bajo la jurisdicción del ICE, separándolas en un momento crítico para ambas.
Michael Hernández, nieto de Olga y hijo de Nilda, compartió su sorpresa al recibir una llamada inesperada. “Yo estaba aquí en la casa y me llegó una llamada de un número extraño y cuando contesté era mi mamá que me estaba llamando, para decirme: ‘papi, estoy aquí’. Yo todavía no me lo creo”, declaró a Telemundo 51. Sus palabras destacan el impacto emocional que esta situación tiene en toda la familia, que vive entre la esperanza y la incertidumbre.
Originaria de Guanabacoa, en La Habana, Olga Díaz ha manifestado sentirse bien cuando está acompañada, pero su tristeza aflora en los momentos de soledad. “La extraño”, confesó refiriéndose a su hija Nilda, demostrando que la distancia y la incertidumbre sólo incrementan su sufrimiento. A pesar de estar en Estados Unidos, Olga aún no asimila completamente su nueva realidad.
La familia de Nilda y Olga está sumida en la preocupación. Inicialmente, las autoridades les indicaron que Nilda sería liberada, pero eso no sucedió. Dainay Cordero, otra hija de Olga que reside en Miami, sospecha que Nilda arriesgó la vida de su madre debido a la desesperación que sentía por las condiciones en Cuba. El futuro de ambas en Estados Unidos sigue siendo incierto, y la posibilidad de deportación es un constante motivo de angustia.
Nilda describió la travesía desde Cuba como “bien dura”, y recordó cómo su madre sufrió durante el viaje. “Ella hizo todo el trayecto vomitando y hasta se defecó encima, y hubo que cargarla y meterla en el mar para limpiarla”, relató. Estos detalles revelan el sacrificio y el sufrimiento que ambas mujeres soportaron en su búsqueda de una vida mejor.
La situación de Olga y Nilda no es única. El lunes 26 de agosto, el Servicio de Guardacostas de Estados Unidos devolvió a Cuba a dos balseros interceptados al sur de Marathon, y días antes, otras 41 personas fueron retornadas a la isla. Según datos recientes de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP), en julio ingresaron a Estados Unidos 15.645 cubanos, una ligera disminución comparada con los 17.563 que ingresaron en junio. Estos números reflejan el continuo flujo migratorio de cubanos en busca de seguridad y estabilidad.