La ineficiencia del gobierno de La Habana en la recogida de desechos sólidos ha generado un problema creciente en las calles de la capital cubana. La acumulación de basura se ha vuelto tan crítica que las autoridades han decidido tomar medidas drásticas. Ante la falta de recursos y la incapacidad de resolver la situación, el gobierno ha optado por contratar a una empresa privada para mejorar la recogida de basura en varios municipios de la ciudad.
En el municipio del Cerro, el Consejo de la Administración ha establecido una alianza con la micro, mediana y pequeña empresa (Mipyme) Talleres Delis. Esta colaboración tiene como objetivo principal mejorar la higiene comunal en la zona, según informó el oficialista Canal Habana. Esta medida, aunque temporal, se presenta como una posible solución a un problema que ha afectado la calidad de vida de los residentes de La Habana durante meses.
El aspecto más destacado de esta alianza es la contribución que la empresa privada podría hacer al mejorar el parque de equipos destinados a la recogida de basura. La prioridad se ha centrado en las principales avenidas del territorio, donde la acumulación de desechos es más notoria. La intervención de Talleres Delis se considera crucial para dar un respiro a la situación actual, que se ha salido de control.
Elena Luis, intendente del municipio Cerro, especificó que el convenio con la empresa privada estará sometido a un período de prueba de un mes. Durante este tiempo, se evaluarán los resultados para determinar si la colaboración es efectiva y si podrá extenderse en el futuro. Las brigadas de recogida de basura comenzarán a operar a partir de las 6:00 p.m., cubriendo rutas clave como la Calzada de Boyeros hasta Monte y la de Ayestarán.
Una de las medidas adoptadas por las autoridades locales es la regulación estricta del horario en el que los residentes pueden depositar sus desechos. Según la intendente, se ha establecido que la población solo podrá sacar la basura a partir de las 6:00 p.m., en las áreas habilitadas para la concentración de residuos sólidos. Esta iniciativa busca ordenar el proceso y evitar la proliferación de vertederos improvisados en las calles.
Sin embargo, la crisis de la basura en La Habana ha sido ampliamente documentada en redes sociales, donde los residentes han compartido videos e imágenes que muestran la gravedad del problema. En uno de estos materiales, publicado en Instagram por el internauta Juan Juan Almeida, se puede observar la esquina de Lealtad y San Lázaro, en Centro Habana, convertida en un enorme vertedero. Este tipo de escenas se repiten en diferentes partes de la ciudad, lo que ha generado un fuerte descontento entre la población.
Los comentarios de los seguidores de Juan Juan Almeida reflejan la frustración generalizada. Muchos afirman que «así está toda Cuba» y cuestionan la viabilidad del turismo en un país donde la basura domina las calles. “Yo quisiera saber qué turista va a querer venir aquí si Cuba es un desastre total”, expresó una internauta, poniendo en duda los esfuerzos del gobierno por atraer visitantes extranjeros mientras la situación de insalubridad sigue sin control.
La crisis en la recogida de basura ha alcanzado tal magnitud que en algunos casos, como en el municipio de Diez de Octubre, la acumulación de desechos ha obligado al cierre de calles. Esta situación ha evidenciado la inacción del régimen para resolver un problema que afecta tanto la imagen de la ciudad como la salud de sus habitantes.
El humorista cubano Jardiel González, conocido por su sarcasmo y agudeza, también se ha sumado a las críticas. A través de su humor, González ha expuesto la ineptitud de los dirigentes para resolver el problema de la basura en La Habana, subrayando la creciente insalubridad en la capital.
La contratación de una empresa privada para mejorar la recogida de basura en La Habana es una señal de la desesperación del gobierno ante una crisis que no ha podido controlar. Queda por ver si este experimento de un mes será suficiente para empezar a revertir el caos en el que se encuentra la capital cubana, o si, por el contrario, solo servirá como un paliativo temporal en un problema mucho más profundo.