A la salida del Primer Anillo en la Autopista Nacional de La Habana, el peligro acecha a los transportistas de forma constante. En un tramo de la carretera que debería ser una ruta segura para el transporte de mercancías, la realidad es bien diferente: los delincuentes han hecho de este lugar un territorio de saqueo.
Los modus operandi de estos criminales son alarmantemente simples pero efectivos. Se suben a los trailers, camas o planchas de los camiones, rompen las lonas o abren los contenedores, y comienzan a lanzar la mercancía al suelo. Un caso reciente ilustra perfectamente la gravedad de la situación. Hace apenas una semana, alrededor de las 12 de la noche, nuestro camión fue víctima de este tipo de asalto. En el incidente más reciente, ocurrido hace unos 30 minutos, una rastra que transportaba un contenedor de 40 pies fue atacada. Los delincuentes rompieron el cierre del contenedor y comenzaron a lanzar bultos al suelo, acumulando un botín considerable.
El grupo de delincuentes, que opera con un auto blanco —probablemente un Lada—, se encarga de recoger rápidamente lo robado y escapar antes de que la situación pueda ser controlada. Esta táctica ha sido efectiva, y las autoridades parecen no haber logrado frenar el incremento de estos delitos.
“En el caso de nuestro camión, el chofer intentó presentar una denuncia en el punto de control policial cercano a Pedro Pi. Sin embargo, le informaron que debía regresar hasta El Cotorro, el lugar exacto del robo. Este traslado no solo implicaba un considerable gasto adicional en combustible, sino también la frustración de enfrentar una burocracia que parecía no tener interés en resolver el caso de manera eficiente. Además de los cuatro sacos de harina que nos robaron, el proceso de denuncia parecía ser un obstáculo más que una solución”, denunció Giordan Rodríguez Milanés.
A pesar de la aparente falta de interés en el caso, la policía hizo una excepción en su rutina. Detuvieron un camión que pasaba por allí y solicitaron al chofer que escoltara al nuestro hasta el kilómetro 50, el tramo de la Autopista Nacional que, según la experiencia de los agentes de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR), es el más peligroso para los asaltos.