El caso de Asiel Fuentes Quintana ha dejado perpleja a la comunidad de La Pequeña Habana en Miami. Con 35 años, este cubano se encuentra ahora en el centro de un escándalo tras haber sido acusado de un violento ataque contra su propia suegra, una mujer de 73 años. Este jueves, Fuentes Quintana compareció ante la corte criminal de Miami-Dade, donde se le imputaron cargos graves que podrían llevarlo a pasar muchos años tras las rejas.
El acusado llegó al tribunal esposado y vestido de blanco, enfrentando cargos de “agresión física, hurto mayor y agresión física a una persona de la tercera edad”. La gravedad de los cargos refleja la brutalidad del incidente, que ocurrió el pasado lunes en un apartamento ubicado en la cuadra 2507 del noroeste con la calle 16 en La Pequeña Habana, un vecindario conocido por su vibrante comunidad cubana.
Según el testimonio de la víctima, citado por Telemundo 51, el ataque fue tan inesperado como aterrador. La mujer descubrió al agresor escondido en el baño de su apartamento. Para su horror, el hombre ocultaba su rostro con una toalla y usaba guantes, claramente preparado para cometer un robo. Sin embargo, lo que podría haber sido un simple intento de hurto se convirtió rápidamente en un ataque violento cuando el sospechoso fue descubierto.
El informe de arresto revela la cruda realidad de lo sucedido. Al ser sorprendido, Fuentes Quintana reaccionó con una violencia extrema, propinándole varios puñetazos en la cara a la mujer hasta que esta cayó al suelo. A pesar de los ruegos desesperados de la víctima, quien le imploró que la dejara en paz debido a su avanzada edad y problemas de salud, el atacante no mostró piedad y continuó la agresión.
Tras la brutal golpiza, el acusado intentó controlar la situación cubriendo a la víctima con una toalla y ordenándole que no se moviera hasta que él hubiera abandonado el lugar. La mujer sufrió múltiples contusiones como resultado del ataque, quedando visiblemente marcada tanto física como emocionalmente.
El caso tomó un giro sorprendente cuando, gracias a un video de seguridad captado por un vecino, se logró identificar al agresor. Las imágenes mostraban a Fuentes Quintana caminando por el pasillo del edificio momentos antes de cometer el ataque. Fue este video el que llevó a la hija de la víctima a hacer un descubrimiento devastador: el hombre que había golpeado y robado a su madre no era un extraño, sino su propio esposo.
Las sospechas de la hija del acusado habían comenzado más temprano ese día, cuando no pudo encontrar las llaves del apartamento de su madre en su cartera. Este detalle, aunque aparentemente insignificante, resultó ser una pieza clave en la investigación. Según los detectives, Fuentes Quintana, desde la cárcel, intentó justificar sus acciones alegando que estaba bajo la influencia de las drogas y que había querido entregarse a la policía.
Ahora, Asiel Fuentes Quintana permanece en la cárcel sin derecho a fianza, enfrentando un futuro incierto. Los cargos en su contra son graves y podrían resultar en una sentencia que lo mantenga tras las rejas por muchos años si es encontrado culpable. La comunidad de La Pequeña Habana sigue conmocionada por este acto de violencia, mientras la familia de la víctima lidia con las consecuencias de un crimen que nunca imaginaron que sería cometido por alguien tan cercano.