El gran maestro Mario Urquía Carreño rompe el silencio: ¿Qué pasó con los $19,000 robados?

Redacción

El actual Gran Maestro de la Gran Logia de Cuba, Mario Alberto Urquía Carreño, se ha pronunciado por primera vez en seis meses sobre el controvertido robo de $19,000 de las arcas de la masonería cubana. Este incidente no solo ha generado una fuerte polémica dentro de la comunidad masónica, sino que también ha puesto en tela de juicio la legitimidad de su liderazgo, el cual, aunque rechazado por muchos, cuenta con el respaldo de las instituciones gubernamentales que avalaron su ascenso al poder.

Mario Alberto Urquía Carreño, quien ostenta el título de Gran Maestro de la Gran Logia de Cuba (GLC), admitió en un reciente video dirigido a los miembros de la logia que había aceptado la transferencia del dinero a su oficina con la esperanza de que el Patronato del Asilo Nacional Masónico lo depositara en el banco. Esta admisión marca la primera vez que Urquía Carreño aborda públicamente el robo que provocó su expulsión de la Orden y que lo ha convertido en blanco de acusaciones graves, incluyendo traición y malversación de fondos.

Urquía Carreño fue enfático en su defensa, asegurando que no tiene responsabilidad en el robo del dinero y aclaró que el documento policial que firmó, donde se comprometió a devolver la suma, no implica admisión de culpabilidad. Según él, el retraso en la devolución del dinero se debió a las exigencias de las leyes cubanas, que establecen que el monto debe ser reembolsado en pesos cubanos (CUP). Este proceso, según explicó, conlleva una pérdida significativa debido a la devaluación del peso en comparación con su valor en el mercado informal.

El Gran Maestro no escatimó en críticas hacia el Patronato del Asilo Nacional Masónico, calificando su primer comunicado al respecto como “incriminatorio” y poco objetivo. Urquía Carreño afirmó que ya ha realizado un depósito de 270,000 CUP, equivalente a aproximadamente 1,000 USD, como muestra de su compromiso con la devolución del dinero. También explicó que las autoridades le advirtieron sobre las consecuencias legales de involucrarse en cualquier tipo de tráfico de divisas, lo que limitó sus opciones para recuperar la totalidad del dinero.

El 24 de marzo, durante la sesión semestral de la Alta Cámara de la GLC, Urquía Carreño fue expulsado entre gritos de “traidor” y “ladrón”, una situación que reflejó la profunda división dentro de la masonería cubana. Sin embargo, su liderazgo ha sido respaldado por las instituciones gubernamentales del régimen, que han declarado ilegal su sustitución, exacerbando así la controversia.

En su defensa, Urquía Carreño subrayó que las investigaciones realizadas por las autoridades pertinentes lo han exonerado de cualquier responsabilidad en el robo. Aseguró que ha sido víctima de una campaña de desprestigio, orquestada por algunos miembros de la masonería cubana, lo cual ha afectado no solo su reputación, sino también sus negocios personales y su capacidad para cumplir con sus compromisos financieros.

Con el objetivo de restaurar la unidad dentro de la masonería cubana, Urquía Carreño hizo un llamado a sus hermanos masones para que defiendan las leyes y principios de la GLC. Criticó las acciones del Supremo Consejo, al que acusó de intentar desestabilizar su liderazgo mediante la difusión de información engañosa. En su mensaje final, instó a los masones cubanos a no dejarse influenciar por acusaciones infundadas y a trabajar juntos para fortalecer la GLC, subrayando que, a pesar de los intentos de descrédito, la masonería cubana sigue siendo una institución fuerte y respetada en todo el país.