En un acto que ha causado conmoción y debate, el presidente cubano Miguel Díaz-Canel recibió a la delegación cubana que participó en los Juegos Olímpicos de París 2024 con un ostentoso Rolex GMT Master II, valorado en $13,000. El evento, que tuvo lugar en el aeropuerto de La Habana, se convirtió en un símbolo del creciente contraste entre el lujo de la élite gobernante y la dura realidad que enfrentan los ciudadanos comunes en la isla.
El momento fue capturado y difundido por el departamento de comunicación de la Presidencia, mostrando a Díaz-Canel abrazando a Mijaín López, el famoso pentacampeón de lucha grecorromana, y posando junto al resto de la delegación cubana y miembros de su gobierno. El tuit oficial acompañó las imágenes con una frase decorada que intentaba capturar la esencia del evento: “Tomada de la mano desde que llegó al aeropuerto, el presidente Díaz-Canel conduciría con ternura y cariño a Leonor, la madre de Mijaín, como si llevara a toda Cuba a recibir a nuestra delegación a los Juegos Olímpicos.”
Sin embargo, lo que se destacaba en las imágenes no era solo el gesto de bienvenida, sino el lujoso reloj que adornaba la muñeca del presidente. La presencia del Rolex GMT Master II, un símbolo de estatus y riqueza, contrastaba marcadamente con las crecientes dificultades económicas que enfrenta la población cubana. La frase del departamento de comunicación, “como si llevara de la mano a toda Cuba”, no hizo más que resaltar el abismo entre el lujo ostentoso de los dirigentes y la dura realidad del pueblo cubano.
El exhibicionismo de lujo de Díaz-Canel no es un incidente aislado. En el pasado, ha sido visto con otros relojes de alta gama, como el Rolex Yacht Master 42 valorado en $28,900, que lució durante una manifestación en diciembre de 2020. Además, en enero de 2019, Díaz-Canel fue fotografiado con un TAG Heuer de $1,750 durante una visita a Sancti Spíritus, lo que provocó críticas y bromas sobre la autenticidad de su reloj, especialmente en un contexto donde las críticas al capitalismo y la ostentación eran frecuentes.
No solo el presidente Díaz-Canel ha sido objeto de controversia por su gusto por el lujo. Su esposa, Lis Cuesta Peraza, también ha sido vista con relojes costosos, como uno de Cartier valorado entre $5,000 y $12,000. Además, Gerardo Hernández Nordelo, coordinador nacional de los Comités de Defensa de la Revolución (CDR), también ha sido criticado por exhibir relojes de lujo mientras acusa a Estados Unidos de causar sufrimiento en Cuba.
Este despliegue de riqueza por parte de los altos funcionarios del régimen cubano ha generado indignación entre los ciudadanos que luchan con la escasez y la pobreza. La ostentación de Díaz-Canel y su círculo cercano subraya una desconexión preocupante entre los líderes del país y la realidad que viven los cubanos comunes. Mientras los dirigentes disfrutan de un estilo de vida opulento, muchos en la isla enfrentan dificultades cada vez mayores.