Jorge Rodríguez, con 56 años y oriundo de Santiago de Cuba, es hoy una figura reconocida en Buenos Aires por ser el profesor de salsa elegido por muchos famosos argentinos. Su historia es un testimonio de perseverancia y amor por la danza, desarrollada desde una infancia llena de música y valores familiares profundamente arraigados.
Rodríguez creció en una familia numerosa, siendo uno de los seis hermanos, hijos de obreros y campesinos. Aunque vivían modestamente, la situación económica en Cuba era estable gracias a las relaciones con la Unión Soviética. La música era una constante en su hogar, especialmente los domingos, cuando sus padres se deleitaban bailando. «Tuve una niñez feliz y llena de alegría,» recuerda Rodríguez con nostalgia.
A pesar de su inclinación natural por las artes, Rodríguez decidió estudiar Ingeniería Mecánica para cumplir el sueño de su padre, quien no pudo terminar esa carrera. Sin embargo, una vez obtenido su título, optó por seguir su verdadera pasión: la danza y la cultura. Su participación en eventos culturales en Santiago de Cuba, como el Festival de la Cultura Caribeña, fue un paso importante en su carrera.
La crisis económica en Cuba, que comenzó en 1989 tras la caída de la Unión Soviética, trajo consigo una escasez de alimentos y recursos que se volvió una constante en la vida cotidiana. En medio de este difícil contexto, Rodríguez conoció en 1996 a unos turistas argentinos que lo invitaron a Buenos Aires. Sin dudarlo, aceptó la invitación y, una vez en Argentina, comenzó a dar clases de baile en Danzario Americano, marcando el inicio de su carrera profesional en ese país.
Para regularizar su situación en Argentina, Rodríguez optó por un matrimonio arreglado. Pagó mil dólares a una mujer dispuesta a casarse con él. «Era la época del uno a uno, y ambos obtuvimos beneficios,» explica Rodríguez. Aunque el matrimonio nunca se consumó y terminó en divorcio dos años después, este paso fue crucial para su establecimiento legal en el país.
Rápidamente, Rodríguez se integró al vibrante panorama cultural argentino. Empezó a dar clases de salsa en La Viruta y a organizar eventos y talleres. Su talento y carisma lo llevaron a entrenar a varias celebridades, incluyendo a Graciela Alfano, Claudia Villafañe y Alberto Cormillot. «Los famosos prefieren clases particulares para evitar la exposición,» comenta Rodríguez, revelando un poco del mundo detrás de las cámaras.
A pesar de haber tenido una relación de seis años con una mujer argentina, Rodríguez está actualmente soltero. Su familia sigue en Cuba y él los visita cada dos o tres años. Aunque ha enfrentado dificultades con el clima y el desarraigo, se ha adaptado bien a la vida en Argentina, donde ha encontrado una cálida recepción y un hogar lejos de su tierra natal.
