Desde el lunes 8 de julio, el Gobierno cubano reactivó la controvertida medida de establecer un tope de precios a varios productos de primera necesidad, solo una semana después de haberla suspendido temporalmente. Esta resolución, impulsada por el Ministerio de Finanzas y Precios, fija precios máximos minoristas para seis productos básicos, mayoritariamente alimentos, con el objetivo declarado de frenar la creciente inflación en la Isla.
Los cubanos que viven de su salario, quienes no pueden acceder a los alimentos básicos, han expresado que, aunque los precios continúan elevados, muchos productos han desaparecido de los negocios privados y el Estado no garantiza su disponibilidad. Un entrevistado comentó: “Los precios todavía están demasiado elevados, lo que no permite que la gente jubilada pueda comprar. Deberían bajarlo un poco más para que todos puedan tener derecho a adquirirlo. Si compras aceite, no puedes comprar azúcar. Y si compras carne, no puedes comprar arroz”.
Una conclusión general entre los cubanos es que “no te alcanza el dinero”, y para muchos no queda otra opción que recurrir a las escasas porciones que ofrecen en las bodegas, si es que llegan a ingresar los productos. “Esto es peor todavía, nos estamos muriendo de hambre y tomando agua con mierda”, expresó otro ciudadano.
Una vendedora explicó que si el campesino pone el aguacate a 60 pesos, no puede venderlo a un precio inferior, impuesto por el Estado, ya que eso sería absurdo. En su lugar, muchos se ven obligados a venderlo un poco más caro para obtener ganancias. “¿Cómo voy a vender a 45 si el aguacate me lo ponen a 60? Tengo multas que pagar, y con estos topes de precios es imposible”, dijo.
Sin embargo, no todos ven la medida como negativa. Un entrevistado la consideró positiva, afirmando que “antes no podía comprar el aceite porque mi salario no me alcanzaba, pero ahora lo puedo adquirir al precio más bajo, que es más asequible”.
Otros ciudadanos señalaron que esta medida solo ha llevado a que los negocios particulares dejen de operar para evitar regirse por los precios impuestos. “Es verdad que hay una necesidad en el pueblo, pero eso no resuelve nada. Los particulares ahora se esconden. ¿Cómo puedes fijar el precio de algo que no es tuyo? La única solución que tienen es hacer producir al país, y competir con el sector privado para bajar los precios”, expuso otro entrevistado.
Muchos coincidieron en que la medida no beneficia al sector privado. “Imagínate a todo aquel que invierte su dinero y tiene que vender por debajo de los precios del petróleo. Eso está mal. No puedes mandar sobre el sector privado. Que busquen su propio camino”, argumentó uno de ellos.
Detalles de la medida
La Gaceta Oficial No. 61 establece precios límites para productos como el pollo troceado, aceites comestibles (excluyendo el de oliva), leche en polvo, pastas alimenticias, salchichas y detergente en polvo. Los nuevos precios son: 680 pesos (5,6 dólares) por kilogramo de pollo troceado, 990 pesos (8,25 dólares) por litro de aceite vegetal, 1.045 pesos (8,7 dólares) por kilogramo de salchichas, 1.675 pesos (13,95 dólares) por kilogramo de leche en polvo, 835 pesos (6,95 dólares) por kilogramo de pastas alimenticias y 630 pesos (5,25 dólares) por kilogramo de detergente en polvo.
La prensa estatal ha calificado esta medida como “temporal” y ha indicado que los productos “afectados” estarán exentos del pago de impuestos aduaneros. La resolución también permite que los actores económicos reconozcan hasta un 30% de margen de ganancia sobre costos y gastos al formar los precios minoristas, siempre que no superen los límites establecidos.
Esta reimplementación ocurre en un contexto de severa crisis económica en Cuba, la más grave en 30 años. Con un salario mínimo nacional de aproximadamente 4.800 pesos (alrededor de 16 dólares), la inflación ha erosionado significativamente el poder adquisitivo de los cubanos desde 2021, situación que se agravó con la implementación de la Tarea Ordenamiento.